El fentanilo, que se utiliza en hospitales para combatir el dolor, es uno de los más potentes opioides. Es cien veces más poderoso que la morfina y cincuenta veces más potente que la heroína. Una dosis indefinida puede provocar una sobredosis mortal, como está ocurriendo en Estados Unidos y gran parte de Latinoamérica.
En las últimas décadas se ha transformado en un objetivo de los narcotraficantes, que lo utilizan para «estirar» la heroína y otras drogas como la cocaína o la metanfetamina.
¿Cómo funciona el tráfico de fentanilo desde China a México y después a EEUU?
La mayoría proviene de laboratorios en México, donde el opioide es primero sintetizado con precursores químicos traídos de China y luego traficado hacia Estados Unidos por los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
Expertos sospechan que la producción se está expandiendo desde México y Guatemala hacia Honduras. Ya se han reportado laboratorios en el sur de Brasil y en Argentina.
En su primera visita a territorio mexicano en el contexto de la cumbre de los tres países de Norteamérica, el mandatario de Estados Unidos en su charla bilateral con AMLO pidió explícitamente una “acción conjunta para abordar la plaga de fentanilo que ha matado a 100 mil estadounidenses hasta ahora”.
En efecto, las cifras de muertos por sobredosis baten récords a un promedio de casi 200 por día. Se trata de víctimas del opioide más barato y adictivo, cuyos efectos son devastadores: los adictos deambulan como zombies por las calles y constituyen una verdadera crisis de salud que puede extenderse rápidamente por el continente americano, colapsando aún mas la atención hospitalaria ya mermada por los efectos de la pandemia del COVID.