El 18 de julio de 2017, un tuit del Ministerio Público venezolano desató una tormenta mediática al anunciar que los directivos de Constructora Conkor, Alejandro Ruiz Mazzeo y Elías Koury Guevara, debían rendir cuentas ante la Fiscalía por presuntas contrataciones irregulares en la Faja Petrolífera del Orinoco. En poco tiempo, la empresa se vio en el ojo del huracán, atrayendo la atención pública.
Para mitigar el daño a su reputación, los directivos de Conkor recurrieron a Eliminalia, una empresa española especializada en limpiar la reputación en línea de individuos y corporaciones. Según documentos filtrados, los ejecutivos de Conkor pagaron miles de euros para eliminar o esconder la información negativa sobre ellos y sus negocios con PDVSA.
Eliminalia es conocida por ofrecer servicios a clientes de todo el mundo que buscan desaparecer rastros comprometedores en internet. Desde políticos y empresarios hasta estafadores y criminales convictos, la empresa ha trabajado con más de 1.500 clientes en 54 países. Entre los venezolanos que han contratado sus servicios, muchos están relacionados con casos de corrupción en PDVSA y otros escándalos de alto perfil.
La estrategia de Eliminalia incluye la manipulación de resultados en motores de búsqueda, la creación de sitios web falsos que replican medios legítimos, y la intimidación de periodistas con amenazas legales. Estos métodos se utilizan para sepultar la información no deseada y posicionar contenidos positivos sobre sus clientes.
A pesar de los esfuerzos de Eliminalia, la efectividad de sus tácticas no siempre es completa. Algunos rastros negativos sobre Constructora Conkor y sus directivos todavía se pueden encontrar en internet. No obstante, la empresa ha logrado, en muchos casos, relegar la información incómoda a páginas de difícil acceso en los resultados de búsqueda.
Constructora Conkor sigue operando y mantiene contratos con el Estado venezolano, lo que sugiere que, al menos en parte, la estrategia de limpieza de imagen ha sido exitosa. La conexión entre Eliminalia y figuras implicadas en corrupción en la Faja Petrolífera del Orinoco demuestra cómo las herramientas digitales pueden ser utilizadas para ocultar el pasado y facilitar nuevos negocios, incluso en el entorno financiero global.
Haiman El Troudi, exministro de Transporte y Obras Públicas, aparece relacionado indirectamente con las operaciones de Eliminalia a través de su esposa, María Eugenia Baptista Zacarías. Los documentos filtrados revelan que Baptista Zacarías utilizó todas las estrategias de Eliminalia para desaparecer información comprometedora, desde correos amenazantes hasta la manipulación de la ley estadounidense DMCA.
En representación de El Troudi, Baptista Zacarías pidió eliminar al menos 61 enlaces de medios venezolanos e internacionales que contenían información negativa. Esta «limpieza» no solo se centró en artículos relacionados con El Troudi, sino también en su suegra, Elita Zacarías, y en la propia María Eugenia Baptista.
El Ministerio Público había imputado a María Eugenia Baptista y a su madre por hechos de corrupción vinculados a Odebrecht antes de la salida de la fiscal Luisa Ortega Díaz en 2017. La respuesta del chavismo fue una sentencia que limitó la capacidad del Ministerio Público de imputar personas sin la presencia de un juez, una decisión que, según organizaciones de derechos humanos, promueve la impunidad en casos como este.
La labor de Eliminalia pone en evidencia cómo las herramientas tecnológicas pueden ser manipuladas para proteger la reputación de individuos y empresas vinculadas a escándalos de corrupción. Mientras Constructora Conkor y otros se benefician de estos servicios, la pregunta queda en el aire: ¿hasta qué punto la desinformación digital permitirá a estos actores seguir operando impunemente en el ámbito internacional?
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