En un exclusivo rincón de Cali se ocultaba uno de los albaneses más buscados por las autoridades francesas. Lirio Ajazi, conocido como alias «Mario», había llegado a Colombia hace unos meses y vivía sin preocupaciones, a pesar de ser un objetivo de alto valor de Interpol. Ajazi disfrutaba de la vida, derrochando dinero y aparentando ser un próspero turista-empresario. Con información de Semana.
Pero todo cambió cuando se supo de una cumbre mafiosa en Bogotá, donde se discutía el envío de drogas al exterior. En esta reunión participaban jóvenes narcos de nueva generación, buscando eliminar intermediarios. Ajazi, según las investigaciones, ofrecía su experiencia logística para llevar cocaína a Europa.
Con la cooperación internacional, se descubrió que Ajazi se movía en vehículos de lujo y frecuentaba lugares públicos. Pero su mayor error fue revelar demasiado en las redes sociales, dejando pistas que llevaron a su captura en Cali.
Esta operación conjunta con la Fuerza Aérea culminó con su arresto en un apartamento en El Limonar. Ajazi, quien al principio negó hablar español, finalmente confesó su comprensión del idioma.
En Francia, Ajazi dirigía una red de tráfico de drogas en Albania. Su detención se sumó a la de otro albanés, Nokilli Besnik, alias «el Gordo», también relacionado con el narcotráfico. Ambos golpes asestaron un duro golpe a las finanzas de organizaciones narcotraficantes en Colombia y Europa, debilitando la cadena de tráfico de drogas hacia Europa.
Las autoridades colombianas ahora intensifican las investigaciones para desentrañar los contactos de los albaneses en el país y desvelar los secretos de la cumbre mafiosa en Bogotá.