Jorge Luis Hernández Villazón, un antiguo soplón en el mundo del narcotráfico, ha asumido un papel importante en un juicio federal en Manhattan. Pero su historia es una montaña rusa de traición y oportunismo. A lo largo de sus dos décadas en el submundo de las drogas, Hernández mintió a sus jefes, amenazó a otros informantes e incluso confesó haber matado a tres personas en sus días como traficante de cocaína. Sin embargo, logró eludir la cárcel y acumular riqueza, aprovechando sus conexiones en el mundo del crimen. Con información de AP News.
Ahora, Hernández está del otro lado, cooperando con el FBI y desempeñando un papel clave en el juicio de dos agentes veteranos de la DEA acusados de soborno. Este caso, que involucra una suma de 73,000 dólares y la filtración de información sobre investigaciones de drogas, amenaza con exponer la parte más turbia de la DEA.
Hernández, apodado «Boliche», ha llevado una vida peligrosa como soplón profesional, comerciando con información sobre quién sería arrestado y cuándo. En este mundo corrupto, todos ganan excepto la Justicia: narcotraficantes obtienen sentencias reducidas, fiscales y agentes escalan en sus carreras, y abogados defensores acumulan fortunas. Pero Hernández ha dado un giro inesperado al colaborar con la justicia.
Este es solo el último golpe para la DEA, que ha enfrentado escándalos y acusaciones de corrupción en años recientes. En medio de todo esto, Hernández ha sido un elemento esencial en este sistema corrupto, y su testimonio podría poner en aprietos a los exsupervisores de la DEA.
El caso se complica aún más con conexiones a Alex Saab, el empresario colombo-venezolano acusado de ser testaferro de Nicolás Maduro. Hernández ha estado involucrado en esta trama, recibiendo transferencias de dinero y colaborando en investigaciones sobre Saab.
Jorge Hernández estableció un vínculo entre Alex Saab y Bruce Bagley, un especialista en narcotráfico de la Universidad de Miami en 2017. Siguiendo las indicaciones de Hernández, Bagley recibió una suma notable de tres millones de dólares de cuentas controladas por Saab, ubicadas en los Emiratos Árabes Unidos y Suiza. La intención era que este dinero fuese transferido a los abogados estadounidenses de Saab, quienes estaban negociando en secreto un acuerdo para que Saab cooperara en la investigación relacionada con Nicolás Maduro.
Sin embargo, en un giro inesperado, Bagley admitió quedarse con una comisión del 10% de esta suma y, como resultado, enfrentó una condena de seis meses de prisión por cargos de lavado de dinero en 2021. Personas con conocimiento del caso informaron que en ese mismo año, Hernández enfrentó acusaciones similares de lavado de dinero en un caso confidencial, lo que pudo haberlo motivado a continuar colaborando con las autoridades.
El papel de Hernández en este drama judicial se ha revelado a través de una revisión exhaustiva de registros judiciales y entrevistas con funcionarios tanto activos como retirados. Su pasado criminal plantea preguntas, pero los fiscales insisten en su confiabilidad respaldada por registros bancarios y llamadas telefónicas intervenidas.