La Inteligencia Artificial (IA) avanza a pasos agigantados y América Latina se encuentra en una encrucijada decisiva: regular su uso para potenciar sus beneficios y frenar los peligros potenciales. El aumento del riesgo de pérdida de privacidad, manipulación digital y deterioro laboral debido al mal uso de la tecnología preocupa tanto a individuos como a empresas. Con información de América Retail.
Recientemente, Colombia, México y Argentina han levantado sus alertas ante la inminente aparición de ‘deep fake’, una técnica que emplea la IA para imitar la voz de candidatos, y su posible utilización en campañas de desprestigio electoral. Esta problemática se suma al uso generalizado e ilegal de bases de datos ciudadanas para influenciar opiniones con noticias falsas y contenidos perniciosos.
Las empresas también enfrentan desafíos al adoptar esta tecnología. Si bien la IA puede fortalecer la protección contra ciberataques y aumentar las ventas, para lograrlo requiere acceso a enormes cantidades de datos de usuarios, lo que plantea preocupaciones sobre la invasión de la privacidad.
Una encuesta global revela que el 81% de los trabajadores teme por la exposición de sus datos privados debido a estas tecnologías, y el 49% está preocupado por la gestión de sus datos y su privacidad. A pesar de esto, el 84% cree que la IA será una realidad en los lugares de trabajo el próximo año.
El rápido avance de la IA supera el ritmo de regulación de los gobiernos y reguladores, generando la necesidad de un equilibrio urgente. La mayoría considera crucial frenar el desarrollo de la IA mientras las regulaciones se ponen al día, con un 90% abogando por acelerar las normativas.
Estamos en un momento crítico que exige a los gobiernos diseñar normativas acordes con las necesidades de la comunidad, mitigando riesgos y estableciendo límites éticos para el uso de la IA. La protección de la privacidad de los datos es esencial, con medidas claras que otorguen control a los ciudadanos sobre su información.
Las regulaciones deben condenar explícitamente actividades ilegales asociadas con la IA, desde fraudes hasta la creación de noticias falsas y campañas de manipulación. Es fundamental crear un marco legal que facilite el uso equitativo de la IA en todos los sectores, sin fomentar monopolios tecnológicos.
Algunos países ya están avanzando en esta dirección. El congreso chileno estudia un proyecto de Ley para regular la IA, mientras que Argentina ha aprobado recomendaciones éticas para su uso en el sector público. Este es un largo camino que apenas comienza, requiriendo la comprensión colectiva de las oportunidades y riesgos que conlleva la IA.