El constante flujo ilegal de armas desde Estados Unidos hacia México ha incrementado la violencia impulsada por los cárteles. Un ataque en 2015 a un helicóptero militar mexicano, utilizando armamento de alto calibre proveniente de EE. UU., dejó nueve muertos y un policía gravemente herido, exponiendo esta problemática. Con información de Univisión.
A pesar de ocho años de intentos por detener este tráfico, la situación empeora. Se estima que alrededor de 200 mil armas cruzan la frontera anualmente, utilizadas en actividades criminales e incluso exhibidas por los narcotraficantes en eventos públicos.
La frustración crece entre aquellos que buscan detener este flujo ilegal, como Timothy Sloan, exagente de ATF, quien señala la presencia de armas provenientes de distintos rincones de EE. UU., incluso estados remotos como Hawai y Alaska.
Un informe reciente confirma la falta de control en las ventas y la legislación que favorece a los vendedores, complicando aún más los esfuerzos para frenar este problema. Esta situación ha multiplicado las armerías en estados fronterizos, especialmente en Arizona.
El tráfico se beneficia de individuos vulnerables, incluyendo jóvenes y personas con discapacidad mental, utilizados como intermediarios para la adquisición de armas. A pesar de las investigaciones y acusaciones, la impunidad persiste entre los vendedores, quienes eluden responsabilidades alegando la legalidad de las ventas iniciales. Estos desafíos legales y operativos obstaculizan los esfuerzos de las autoridades para detener este flujo mortal.