El estado de Delaware, conocido por su atractivo fiscal para las corporaciones, ha sido señalado por Elon Musk como un lugar a evitar para registrar empresas. Este consejo llega tras la decisión de una jueza del estado que afectó significativamente el paquete salarial de Musk con Tesla, valorado en 56.000 millones de dólares. En respuesta, Musk ha trasladado las sedes fiscales de Neuralink y SpaceX fuera de Delaware, desencadenando un debate sobre la conveniencia de establecer negocios en este estado. Con información de BBC News.
Delaware ha ganado notoriedad como el «capital mundial de las empresas fantasma», albergando más del 60% de las empresas Fortune 500 y 1,6 millones de compañías globales en su territorio. Esta concentración sin precedentes se debe a políticas históricamente desreguladas que han favorecido la creación de empresas sin requerir que operen dentro de sus fronteras, una práctica que se remonta a principios del siglo XX y que fue potenciada tras la reforma en Nueva Jersey bajo el gobierno de Woodrow Wilson.
La estrategia de Delaware para atraer empresas incluye exenciones fiscales significativas, la posibilidad de reembolsar a directores por gastos legales y un tribunal de equidad que ofrece jurisprudencia especializada en derecho corporativo. Estas ventajas, combinadas con la facilidad y rapidez para registrar empresas online y de forma anónima, han convertido a Delaware en un imán para la creación de LLCs utilizadas en operaciones globales, algunas de las cuales han sido implicadas en actividades ilícitas.
Casos notorios como el del traficante de armas Viktor Bout, el abogado de Donald Trump Michael Cohen, y el lobista Paul Manafort, han puesto en evidencia el uso de empresas fantasma registradas en Delaware para ocultar operaciones cuestionables. Estas prácticas han llevado a expertos y críticos a cuestionar la laxitud de las regulaciones en Delaware, calificándolo como un paraíso fiscal dentro de Estados Unidos.
Recientemente, la Ley de Transparencia Corporativa busca abordar estos problemas exigiendo mayor claridad sobre los beneficiarios efectivos de las empresas estadounidenses. A pesar de estos esfuerzos por incrementar la transparencia, Delaware probablemente mantendrá su atractivo para las corporaciones, aunque su reputación como refugio para empresas fantasma anónimas podría verse afectada.
