El «Tren de Aragua», una banda criminal venezolana, ha desencadenado un nuevo episodio de fricción entre Venezuela y Chile. Las recientes declaraciones del canciller nombrado por el régimen de Maduro, Yván Gil, negando la existencia de este grupo, han sido calificadas de «insulto» por el gobierno chileno, exacerbando las tensiones diplomáticas. Como resultado, el presidente de Chile, Gabriel Boric, convocó a su embajador en Caracas, Jaime Gazmuri, para discutir la postura oficial frente a esta polémica. Con información de France 24.
Gil defendió su posición alegando que el «Tren de Aragua» es una invención de los medios internacionales, similar a otras etiquetas ficticias usadas en el pasado. En contraste, Chile y otros países de la región, incluidos Perú y Colombia, así como Estados Unidos, reconocen a la agrupación como responsable de múltiples delitos transnacionales, como narcotráfico, extorsión y otros negocios ilícitos.
Runrunes: El Tren de Aragua extiende su sombra criminal por América del Sur
La banda, originaria de la cárcel de Tocorón en Aragua, es notoria por su expansión y poder, habiendo trascendido las fronteras venezolanas para operar en al menos ocho estados de la región. La situación se intensificó con el masivo éxodo venezolano, proporcionando nuevos horizontes para sus operaciones criminales, según análisis de Insight Crime y otras fuentes.
Este conflicto no solo pone de relieve las acusaciones cruzadas y la narrativa oficial contradictoria dentro de Venezuela, sino también el impacto de la crisis venezolana en la seguridad regional. Mientras tanto, el gobierno venezolano sostiene que ha desmantelado la banda, algo que las tensiones recientes ponen en duda, agudizando el misterio y la preocupación sobre la verdadera escala y alcance del «Tren de Aragua».