La IA en la moda rápida: el alto costo ambiental de Shein

Shein, una de las plataformas de moda más grandes del mundo, ha adoptado la Inteligencia Artificial para optimizar su producción y distribución. Sin embargo, este modelo tecnológico tiene un impacto ambiental devastador, contribuyendo a un aumento desmesurado de las emisiones de dióxido de carbono y acelerando el consumo masivo. Mientras la compañía promete reducir sus emisiones, activistas y expertos cuestionan si este enfoque es sostenible a largo plazo

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Imagen realizada con IA

Shein ha revolucionado el mercado de la moda rápida utilizando tecnologías emergentes como la Inteligencia Artificial (IA) para predecir tendencias y ajustar la producción de manera eficiente. Aunque esto le permite reducir el desperdicio de inventario, las consecuencias ambientales de su modelo de negocio son preocupantes. Un informe reveló que en 2023 la empresa emitió 16.7 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono, lo que equivale a las emisiones de cuatro plantas de carbón en un año. Con información de EFE.

El uso intensivo de IA ha convertido a Shein en un referente de la “moda ultrarrápida”, donde la producción y la distribución se realizan a una velocidad que pocos competidores pueden igualar. Activistas como Sage Lenier alertan sobre los peligros de este modelo, que incentiva el consumo masivo y dificulta los esfuerzos por alcanzar la sostenibilidad.

Además, Shein depende del transporte aéreo para enviar diariamente más de 900.000 paquetes desde China a sus clientes en todo el mundo, lo que agrava aún más su huella de carbono. Al mismo tiempo, la empresa ha sido criticada por utilizar en su mayoría telas de poliéster, un material que contribuye a la liberación de microplásticos y genera grandes cantidades de desechos textiles.

Pese a las promesas de Shein de reducir sus emisiones en un 25% para 2030 y lograr la neutralidad de carbono en 2050, los expertos dudan de que estas metas sean alcanzables bajo su actual modelo de producción. La empresa, además, enfrenta críticas por las condiciones laborales en sus fábricas, donde se han registrado jornadas de hasta 75 horas semanales, a pesar de compromisos previos para mejorar las condiciones de trabajo.

La expansión de la moda rápida plantea un dilema sobre el equilibrio entre innovación tecnológica y sostenibilidad, cuestionando si el uso de IA puede alinearse con prácticas empresariales más responsables.

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