El 10 de noviembre de 2025 comenzará en la Audiencia Nacional uno de los juicios más esperados de España: el proceso contra Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat de Cataluña, sus siete hijos y otros implicados, acusados de asociación ilícita, blanqueo de capitales, falsificación y fraude fiscal. Las sesiones se extenderán hasta abril de 2026, abordando un caso que ha marcado un hito en la historia reciente de la política española. Con información de El Triangle.
El proceso judicial se remonta a 2014, cuando Pujol admitió públicamente que durante años ocultó una fortuna en bancos extranjeros, revelando la magnitud de su red de influencias y los recursos financieros no declarados. Esta confesión, obligada por publicaciones de prensa que sacaron a la luz millonarios ingresos en la Banca Privada de Andorra, sacudió la opinión pública y provocó una investigación exhaustiva.
A pesar de afirmar que el dinero provenía de un legado de su padre destinado a la familia, Pujol confesó que nunca encontró “el momento adecuado” para regularizarlo, manteniéndolo sin declarar durante sus 23 años de mandato. La confesión dio pie a que el partido Podemos presentara una querella y a que la Fiscalía Anticorrupción formulara cargos, logrando que en 2021 se abriera formalmente el juicio oral.
Fortuna de los Pujol suma 290 millones de euros en 40 años de corrupción
El juez Santiago Pedraz, encargado de la causa, otorgó un mes para la presentación de las defensas en 2021, un plazo que subrayó como proporcional a la complejidad del caso. La Fiscalía Anticorrupción ha solicitado nueve años de prisión para Pujol y penas que oscilan entre los ocho y 29 años para sus hijos, siendo el mayor, Jordi Pujol Ferrusola, quien enfrenta la condena más alta.
Este juicio representa el desenlace de un escándalo que destapó no solo el alcance de las irregularidades financieras de la familia Pujol, sino también el impacto que estas han tenido en la percepción pública de la ética en la política española. Desde aquella célebre declaración en 1984, en la que Pujol proclamó la defensa de la moral y el juego limpio, hasta su confesión de ocultar una fortuna, el caso simboliza la compleja relación entre poder y corrupción en la historia reciente de Cataluña.
