El proyecto mBridge del Banco de Pagos Internacionales (BPI), que prometía revolucionar los pagos transfronterizos mediante el uso de monedas digitales, acaba de sufrir un giro inesperado. Lanzado en 2021 con la participación de China y otros países, mBridge pretendía simplificar, abaratar y agilizar las transacciones internacionales, fundamentándose en la solidez de las monedas digitales de bancos centrales. Sin embargo, el 31 de octubre, Agustín Carstens, jefe del BPI, anunció discretamente en una conferencia bancaria en Madrid que el BPI se retiraba del proyecto. Un movimiento que, aunque silencioso, revela la complicada red de tensiones geopolíticas alrededor de esta iniciativa. Con información de Infobae.
mBridge se ha convertido en el epicentro de una pugna política de alto nivel. Aunque inicialmente nació como un sistema piloto para facilitar pagos digitales respaldados por monedas nacionales, el proyecto atrajo recientemente la atención de Vladimir Putin, quien lo ha señalado como inspiración para una plataforma BRICS Bridge que permitiría evadir las sanciones estadounidenses. Durante la cumbre BRICS en Kazán el 24 de octubre, Putin expresó la necesidad de alternativas para esquivar el dólar y el sistema bancario de Estados Unidos. Estas declaraciones, sumadas a la fuerte colaboración de China en el desarrollo del software de mBridge, han generado rechazo entre funcionarios occidentales que ven con preocupación el potencial uso del proyecto como herramienta para eludir sanciones.
Carstens intentó distanciar a mBridge de estas implicaciones políticas, aclarando que “mBridge no fue creado para satisfacer las necesidades de los BRICS” y subrayando que cualquier producto del BPI no debe servir para violar sanciones. No obstante, el momento del retiro del BPI, justo después de la cumbre BRICS, no ha pasado desapercibido.
Desde un punto de vista técnico, mBridge ha demostrado ser notablemente exitoso. Desarrollado desde 2019 por el “Centro de Innovación” del BPI en colaboración con los bancos centrales de China, Hong Kong, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Tailandia, el sistema ha reducido los tiempos de transacción de días a segundos y el costo marginal de las mismas a casi cero. En junio, Arabia Saudita se unió al proyecto, momento en el que mBridge alcanzó el estatus de “producto mínimo viable” (MVP). Según un funcionario de los EAU, el volumen de transacciones en mBridge se ha incrementado en más de un tercio en el último mes, consolidando su relevancia en el ámbito financiero.
Carstens asegura que el éxito técnico de mBridge es tan sólido que el BPI “se ha graduado” del proyecto y que su retiro no responde a fracasos ni a factores políticos. Sin embargo, el contexto geopolítico global, cada vez más fragmentado, sugiere lo contrario. Tras las sanciones financieras impuestas por Estados Unidos a Rusia en respuesta a la invasión de Ucrania en 2022, muchos países ven en mBridge un incentivo económico para prescindir del sistema bancario estadounidense.
A pesar de la salida del BPI, mBridge sigue siendo un caso emblemático de cómo la tecnología y la política se entrelazan en la era de las finanzas digitales, revelando la complejidad de un mundo donde la independencia económica y la eficiencia financiera pueden ir de la mano con desafíos políticos de gran envergadura.