Dubái bajo la lupa: De paraíso fiscal a refugio para el narcotráfico global

Dubái, conocido por su lujo y su atractivo fiscal, ha sido señalado como un refugio para grandes capos del narcotráfico internacional, quienes operan y blanquean dinero desde el emirato

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Foto Cortesía

La transformación de Dubái en un epicentro del narcotráfico internacional y el lavado de dinero es una realidad que ha llamado la atención de agencias internacionales. Durante años, el emirato ofreció un entorno atractivo para capos y organizaciones criminales, gracias a su régimen fiscal favorable, su infraestructura financiera bien conectada y la limitada cooperación judicial. Según informes recientes, los narcotraficantes han utilizado sistemas como el ancestral “Hawala” para mover capitales sin dejar rastro, invirtiendo en bienes raíces, empresas tecnológicas y criptomonedas. Con información de Caras y Caretas.

Entre los actores más destacados de esta red internacional se encuentra Sebastián Marset, cuyo brazo logístico operaba desde Dubái y extendía sus tentáculos hacia Europa y América Latina. Marset, acusado de manejar grandes cargamentos de cocaína, aprovechó las debilidades regulatorias del emirato para dirigir operaciones que incluían transferencias financieras ilegales y el uso de empresas fachada. Su captura y la posterior colaboración de otros detenidos permitieron desmantelar un “supercártel” que controlaba un tercio del mercado de cocaína en Europa.

Dubái: Revelado como paraíso del lavado de dinero en el sector inmobiliario

La presión internacional ha comenzado a cambiar la dinámica en Dubái. Las autoridades emiratíes han establecido acuerdos de cooperación con Europol y otras agencias internacionales, resultando en la detención de figuras clave del crimen organizado y el desmantelamiento de redes de lavado de dinero que operaban en el país. A pesar de estos avances, el emirato sigue siendo hogar de notorios narcotraficantes como Marset y Daniel Kinahan, aunque los recientes esfuerzos han provocado que algunos grupos criminales busquen refugios alternativos, como Turquía.

El caso de Dubái subraya la importancia de la cooperación internacional para combatir el crimen organizado y proteger la economía global de actividades ilícitas. Las recientes declaraciones del fiscal general de Dubái, Essam Issa Al Humaidan, destacan el compromiso del emirato con estas medidas, incluyendo el fortalecimiento de las leyes contra el lavado de dinero y la colaboración con agencias extranjeras.

Aunque Dubái busca distanciarse de su reputación como refugio para el crimen, los desafíos persisten. Las autoridades deberán enfrentar no solo la sofisticación de estas redes, sino también el impacto reputacional que sus actividades han generado en el emirato, en un esfuerzo por equilibrar su posición como un centro económico global y un lugar comprometido con la legalidad.

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