El 14 de febrero pasado una partida de pádel terminó en riña y llevó a un bolichico al Helicoide. El centro de torturas de personas inocentes, de jefes políticos, de profesionales, estudiantes, trabajadores, de líderes de la comunidad, aloja desde hace casi un mes a un reo inesperado. Se llama Francisco Convit, un compañero de vieja data de la élite de la tiranía.
Convit y su socio Alejandro Betancourt, amigos bautizados como los bolichicos, han sido propietarios de Derwick Associates y son cabeza de la red internacional que extrajo ilegalmente 1.200 millones de dólares de Petróleos de Venezuela. Ambos sacaron una fortuna destinada al sector eléctrico a través de contratos obtenidos sin licitación con sobreprecios de 2.900 millones de dólares por obras sin construir, o de unas centrales eléctricas inexistentes, entre otros delitos.
Francisco Convit es además amigo y testaferro de Walter, Yoswal y Yosser Gavidia Flores, hijos de Cilia Flores; es también propietario de una red de empresas fraudulentas en distintos paraísos fiscales del mundo, utilizados para crear capas, para mover el dinero y ocultarlo ejecutando maniobras financieras. Convit logró además junto a sus cómplices, los derechos sobre siete bloques petroleros de Petrozamora en el Lago de Maracaibo, negocio en el que los rusos han estado metidos.
Pero Francisco Convit no está preso desde hace más de tres semanas por corrupto. No hay arranque de honestidad de parte de Nicolás Maduro. Realmente Convit ya era un rehén desde que en el 2018 Estados Unidos lo acusó de lavar dinero. Desde entonces la dictadura no lo dejaba salir del país. Conocer tanta suciedad de la tiranía lo convirtió en un hombre peligroso; así lo comprobó en carne propia el 25 de enero de 2020 cuando intentó huir desde la isla de Margarita y el Sebin se lo impidió. En esa ocasión fue el entonces presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno quien lo rescató en su propio auto y lo sacó del espacio hostil por un buen rato.
La información registrada en exclusiva por el portal Cuentas Claras Digital, detalló que la trifulca en las canchas de pádel del Centro Santa Fe en Caracas estalló entre Convit y uno de los socios del merenguero Omar Enrique, personaje devenido en empresario consentido del oficialismo. Fue ese impasse el que aprovechó el implacable Nicolás Maduro quien encontró en ese escándalo público la oportunidad conveniente para ordenar secuestrarlo y allanar su residencia, logrando la incautación de documentos, equipos, dinero y el trofeo de obtener información de mucho valor.
Lo ocurrido a Convit es el modus operandi que suele utilizar el régimen para someter a los suyos y a veces acabarlos.
Fuentes de Palacio precisan que lo encontrado a Convit abre una compuerta que repite ingratas sorpresas que agudizan la paranoia de Maduro respecto a su entorno; algo parecido a lo que vivió con Tareck El Aissami, cuando el tirano constató la traición de empresarios y funcionarios supuestamente leales con acceso a su intimidad, convertidos en socios tan cercanos que le han manejado las finanzas a su familia. Gente que como se dice popularmente, conoce los huesos en el closet.
Son los monstruos creados por el chavismo que conforman esa nueva economía amoral cuya productividad está dirigida a asaltar las riquezas del país, que corrompe instituciones en todas sus jerarquías y que no sabe de lealtades.
Socios de la élite de Miraflores cuyos delitos les garantizan a los jefes de la dictadura, la impunidad en la riqueza. Un mundo donde la competencia es por la astucia de usar el poder para delinquir masivamente en un accionar que se extiende por el mundo pervirtiendo todo a su paso. Dinero sucio blanqueado, corrupción en masa. Operaciones complejas registradas en organismos de justicia internacionales como el desfalco a Petróleo de Venezuela por 560 millones de dólares en la “Operación fuga de dinero”.
Y la podredumbre está tan extendida que ha terminado siendo el propio Convit una víctima de avaros efectivos policiales que actuaron sacando provecho a la indefensión circunstancial del bolichico. Desde el jefe de la comisión que hizo el allanamiento, el comisario Ángel Flores, Alfa18, hacia abajo, todos avanzaron en el intento de extorsión que al ser descubiertos han resultado en funcionarios detenidos.
Cuentan los policías que, en la operación ejecutada, además de los equipos incautados con las claves de criptomonedas, se encontraron en la vivienda de Convit armas de fuego largas y cortas, droga, vehículos de lujo, oro, y muchísimo dinero en efectivo. “Como un millón de dólares”, llegó a decir uno de los funcionarios que por supuesto no tuvo tiempo de contar tal cantidad.
Esta vez, Maikel Moreno no podrá salvar a su amigo. Algunos otros hasta tratan de negar su amistad, como el empresario Raúl Gorrín.
Así son.