Opinión | Pedro Mosqueda: Lencho el espía ruso

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Pedro Mosqueda

I

Elon Musk tiene órdenes de Trump, aunque, por lo visto ese tipo hace lo que le da la gana, de pasarle la «Motosierra» a 2,3 millones de empleados federales, según para reducir gastos. El viejo truco.

En ese lote tienen en la mira a los agentes de inteligencia (CIA); si ese dúo dinámico se hubiera leído por lo menos a John Le Carré en «El espía que surgió del frío» sabría que la gente que trabaja en espionaje no juega carritos.

El asunto me hizo recordar un comentario rocambolesco que le escuché hace décadas al doctor Ángel J. Márquez; el camarada ponía cara de circunspecto para sentenciar que Nikita Kruschev el hombre fuerte de la Unión Soviética, fue un espía de EE.UU. infiltrado en la cabeza del propio Kremlin.

En pleno desarrollo he escuchado y leído cosas parecidas sobre Donald Trump; ¿logró la KGB de Putin dar ese pelotazo, ponerle la mano a la propia cabeza de la Casa Blanca para desde allí implosionar lo poco que queda de democracia occidental? No es creíble, aunque posible. En algunas redes, ¡Ay las redes!, aseguran que Trump celebró sus 40 primeros años en Leningrado, y que desde entonces por allá le conocen con el seudónimo de Krasnov. ¿En serio?

Arthur Conan Doyle, creador del mejor detective del mundo, Sherlock Holmes, o Ian Fleming, creador del espía James Bond y toda la saga de los OO7 quedarían como unos niños de pecho, en lo creativo, me refiero.

En el famoso Cine Tropical de Maracay vi por primera vez «El espía que surgió del frío», una noche caliente, en plena guerra fría, para ser exactos. Iba de un desertor, el agente Alex Lemán, encarnado por Richard Burton. De allí en adelante agarré la fiebre y he visto todas las del espía más famoso del mundo: James Bond, con un perfil tranquilo, genio de la tecnología y mujeriego; fenómeno global. Hace poco un pana me preguntó con cuál simpatizo más, y le di una respuesta básica: Sean Connery, es Sean Connery. Nos fuimos de tesis, la conversación se alargó, el amigo es un rudo fan de los OO7, quizás no como el escritor Arturo Pérez- Reverte, que no acepta que le vayan a descafeinar a los protagonistas de su saga preferida. Toda una polémica.

No es un tema banal, y si lo es no importa. Existen en el mundo verdaderas peñas de seguidores de los Bond Connery, David Niven, George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosman y Daniel Craig. Cada uno tiene su personalidad, son 25 películas; hasta un día mundial para celebrarlos existe, es el 5/10… Por allí en Google hay bastante material; imagino a la AI elaborando un perfil amplio de los protagonistas de la saga, siempre a las órdenes de su majestad, aunque por lo visto ahora será de Jeef Bezos el nuevo Jefe y dueño de la franquicia. Otro formato.

Les traía hoy una lista larga de anécdotas y películas sobre espionaje, pero hoy no los voy a fastidiar mucho. Vamos a complacer a los flojos jajaja, sí, hay gente que me dice: «Pedrito, la vaina está de pinga, pero la haces muy larga». Hay gente pa tó, dijo un torero andaluz.

II

Pero ésto es Domingo Kultural y aquí nadie se rinde…

III

Vamos a un asunto diferente y no menos importante: uno de los días más largos del siglo XX, fué el crucial desembarco de los aliados en las playas de Normandía, hace 80 años. Pocos conocen que el éxito se debió en gran medida a «Garbo», un doble espía, su nombre Juan Pujol. Un español, que después de la guerra decidió, en sus últimos años vivir en Choroni. En ese paraíso del Estado Aragua reposan sus restos. En la lápida un nombre y dos fechas: Juan Pujol García 14-2-1912/10-10-1988; hace tiempo Cuentas Claras Digital le dedicó una buena reseña histórica.

IV

También les iba hablar de las agencias de investigación más reconocidas en el mundo, aguanten un pelo, obvio que la CIA es la primera, aunque el Mossad sea más efectivo y espectacular. En el caso de la CIA, todo dependerá de la «Motosierra» del impresentable. Al respecto hay muchas polémicas, que si es mejor el Servicio Federal de Seguridad Ruso (KGB), la MSS de China, o el M16 inglés; yo sin embargo digo que la más arrecha es la cubana, el G2, y para muestra un botón: Venezuela.

El que tenga dudas puede buscar «El hombre de Maisinicú», una película cubana de los años 70; y más reciente en Netflix Red Avispa, un Thriller del 2019, basado en la vida real, con Penélope Cruz, Édgar Ramírez, Gael García y Ana de Armas. Si la ven entenderán todo, todo es todo.

Aunque es otro tema, disfruto mucho al escritor cubano Leonardo Padura y su saga que tiene como eje central al detective Mario Conde. Otro tema, ya lo dije.

Demasiado material para hoy, y hay que terminar.

Yo sin embargo me quedaré con Lencho el espía ruso. Es un viejo cuento de la joda muy venezolana. Los comunistas, y no sólo esos, siempre tuvieron a Venezuela en su mira, razones estratégicas; el petróleo, obvio.

Lo cierto es que enviaron a Cumaná a un hombre de la KGB, Dimitri Popov, con las instrucciones que se disfrazará de paisano: Roberto Marcano sería su nombre, al tipo lo agarró la gozadera: conoce a una chica hermosa en el famoso mercado de Cumaná, se enamora perdidamente y además se fue de rumba con los nuevos panas, ron pa’ to el mundo, decía. Olvidó la misión. La KGB envía un equipo secreto y hacen el trabajo de campo para ubicar al agente.

Nadie ha visto al agente, no lo conocen. No les queda otra que mostrar una foto en plena Plaza Sucre de Cumana.

-Ah, hijo er diablo, ese es Lencho, el espía Ruso. Todo el mundo lo conocía.

Más o menos lo mismo le puede pasar a Trump; la mente mal usada es peor que la Motosierra que él usa. Ya lo comparan con el espía famoso de Cumana. Elemental amigo Watson.


Nos vemos por ahí.

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