Simón García, con la honestidad que lo ha caracterizado siempre desde sus días de militante clandestino bajo el seudónimo de Lucas Leal, nos entrega en La rosa y la hoz una revisión crítica del socialismo. Desde su experiencia en el Movimiento al Socialismo (MAS) y su participación en el consejo de ministros del gobierno de Rafael Caldera -donde coincidimos- García analiza cómo el socialismo fue desviado de sus ideales originales por lo que denomina un “triple secuestro”: Marx, Lenin y Stalin.
Simón García no se limita a la crítica; también reivindica los logros del socialismo democrático: la formación del movimiento obrero, el desarrollo de la dimensión social de la democracia y la promoción de una cultura de justicia social que busca compatibilizar igualdad y libertad. Sin embargo, advierte que, tras la caída del bloque soviético y la transformación de China y Vietnam en capitalismos autoritarios, la socialdemocracia enfrenta dificultades para contrarrestar el avance de una ultraderecha que desprecia valores fundamentales como la igualdad y la solidaridad.
En estos tiempos de incertidumbre, la política ya no es lo que era y a veces pareciera ser un viaje sin brújula en medio de grandes turbulencias.
Václav Havel, ex presidente de la República Checa, decía que había que salirse de los cauces dogmáticos ideológicos e ir más allá de los «ismos» para tener la capacidad de transformar la compleja realidad que tenemos por delante, siempre en la búsqueda del bien común. O, en palabras del poeta uruguayo Mario Benedetti: «Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas». Ese es, en parte, el debate al que nos convoca Simón García en su libro. No hay certezas ni mapas, o como diría otro gran poeta (Antonio Machado): «Caminante, no hay camino; se hace el camino al andar».
En América Latina, Simón García subraya que el secuestro de la idea socialista también dejó una huella profunda. Muchos movimientos de izquierda asumieron el modelo comunista soviético como su paradigma, desplazando las raíces democráticas del socialismo original.
En este contexto, Venezuela representa un caso paradigmático. Bajo el chavismo, y especialmente con Nicolás Maduro, el discurso socialista terminó convertido en una herramienta para consolidar un régimen autoritario, centralizado y clientelar. García denomina este fenómeno como “neoestalinismo”, una versión tropical del autoritarismo que usurpa la idea de justicia social para justificar la represión y la concentración de poder.
Agregaríamos que el autoritarismo cerrado del régimen chavista y madurista esconde una mezcla de cleptocracia y kakistocracia donde una élite de enchufados a la renta petrolera privatiza la riqueza de todo un país por la vía de la corrupción y socializa solo la pobreza.
En Venezuela hubo quienes desafiaron esa deriva. García destaca el papel de Teodoro Petkoff, quien desde el seno del Partido Comunista de Venezuela impulsó una ruptura con los dogmas soviéticos y abogó por un socialismo pluralista, reformista y democrático. Petkoff, símbolo de esa ruptura, fue clave en la fundación del MAS en 1971, un partido que, con sus debilidades y fortalezas, intentó abrir paso a una nueva izquierda, disidente del autoritarismo revolucionario. Según García, esta fue una de las primeras experiencias en América Latina en desmontar el “corsé comunista” e intentar recuperar el sentido ético y democrático del socialismo original.
Más recientemente, Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas de Grecia, ha ofrecido una perspectiva complementaria interesante. Critica la evolución del capitalismo hacia lo que él llama “tecno-feudalismo”, donde grandes corporaciones tecnológicas acumulan poder sin control democrático. Varoufakis propone una democracia económica radical, utilizando la tecnología para distribuir el poder y la propiedad de manera más equitativa.
Ambos coinciden en la necesidad de una reinvención del socialismo democrático. García llama a una “reingeniería” de la socialdemocracia, que requiere innovación, ingenio y atrevimiento intelectual. Varoufakis, por su parte, aboga por una transformación profunda que enfrente las nuevas formas de dominación económica desde las élites que controlan la nube, es decir, los servidores que almacenan y comercian con los datos de la vida de los ciudadanos.
En tiempos donde la democracia se ve amenazada por proyectos autoritarios y plutocráticos, la reflexión de García y Varoufakis es una invitación a repensar la izquierda desde la ética, la libertad y la justicia social. Es hora de que la rosa y la hoz se encuentren con el algoritmo en una nueva síntesis que responda a los desafíos del siglo XXI.
Recomiendo ampliamente la lectura del excelente libro de Simón García, La rosa y la hoz, que además cuenta con el extraordinario prólogo del filósofo Fernando Mires.
En los próximos días, Dahbar Editores realizará la presentación en Madrid del libro La rosa y la hoz de Simón García. Allí estaremos.