Empresa que pagó a Carlos Aguilera por contrato del Metro, condenada en Turquía

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EssentiumEssentium, el consorcio español al que pertenece la empresa  Constructora Hispánica, acusada de  pagar exorbitantes comisiones para conseguir el contrato de la Línea 1 del Metro de Caracas,  ha sido condenada a compensar con 10 millones de dólares a una empresa turca por incumplimiento.

Como se recordará, la unidad de inteligencia financiera de España (Sepclac), como parte de la investigación que realiza a Banco Madrid, señaló que  el Grupo Essentium  otorgó millonarias comisiones a Carlos Aguilera Borjas, ex guardaespaldas de Hugo Chávez y ex director de los servicios de inteligencia Disip (hoy Sebin), por la obtención del contrato cuando la compañía estatal estaba presidida por el actual ministro del Interior, General Gustavo González López.

La acusación contra Essentium se basa en un informe de inteligencia de la Policía Nacional española fechado en junio de 2013. Al parecer, los fondos habrían pasado a través del Banco Madrid para luego diluirse en cuentas de paraísos fiscales donde los nombres de los beneficiarios finales no son públicos.

Además del contrato con Cametro, en febrero de 2011, el ministro de Vivienda y Habitat, Ricardo Molina, firmó un convenio con Essentium Grupo Venezuela C.A, por un monto de 102.5 millones de dólares, para construir  3.264 viviendas en el sector La Triplex, Santa Teresa del Tuy, estado Miranda. El desarrollo habitacional debía estar concluido en 18 meses, es decir, a mediados 2013.  Solo se ha podido verificar la entrega de 128 viviendas en  2014, según una nota del boletín informativo del ministerio.

Con denuncias también en Brasil por incumplimiento de contratos, Essentium enfrenta ahora un millonario pago en Turquía.

A continuación al nota de EFE:

Fiasco en Turquía

EFE.- El Grupo Essentium, empresa del ámbito de la construcción que preside Susana Monje, tesorera del FC Barcelona, debe pagar a la empresa turca Akfel 10 millones de dólares (9,1 millones de euros al cambio actual) por incumplimientos de contratos que la empresa española ha acumulado en su relación con la firma otomana en un proyecto de construcción en aquel país. La deuda es consecuencia de las malas prácticas empresariales de Essentium, aunque no es menor el hecho de que hace ya un año que un tribunal de arbitraje suizo determinó esas malas prácticas y condenó a Essentium a pagar la cantidad referida.

Según Murad Baltaci, uno de los propietarios del grupo Akfel y miembro del consejo, no solo no se ha producido el pago, sino que su compañía ha emprendido otra demanda de arbitraje en la que pide 20 millones de euros e intenta reclamar en España bienes de la deudora. Essentium no ha respondido hasta ahora a las llamadas de este diario.

Centrales hidráulicas

Akfel es un grupo privado turco que opera en el mercado energético en los ámbitos de comercio e ingeniería. Essentium comenzó a actuar en Turquía en el 2008 a través de un socio local. Juntos consiguieron las licencias para construir siete centrales hidráulicas en el interior del país y optaron por buscar un socio local del sector energético. Akfel y Essentium negociaron durante un año y al final alcanzaron el acuerdo de constituir una joint-venture para desarrollar el proyecto, cuya inversión alcanzaba los 150 millones de euros.

Consiguieron financiación bancaria para parte de la inversión, pero aun así los socios acordaron aportar capital. Essentium se comprometió, además, a aportar garantías: se haría cargo del 100% del sobrecoste que se produjera en el presupuesto. A cambio, Akfel aportaba más dinero al proyecto. «La primera vez que los socios tuvimos que poner dinero, ellos se retrasaron sin dar más explicaciones que se trataba de problemas administrativos», explica Baltaci. «Les dimos el beneficio de la duda». En el siguiente pago, la cantidad era mayor. «Tuvimos que poner nosotros el dinero. Ellos ni siquiera dieron explicaciones», agrega.

«Empezamos a preocuparnos, ya que si eso ocurría al principio del proyecto, nos arriesgábamos a tener que poner los 150 millones de euros». Después de cinco meses, la única explicación que dio Essentium, según Baltaci, es que tenía problemas de liquidez. En total, Essentium aportó entre 20 y 30 millones, pero no alcanzó la parte que le correspondía. «Nos dijeron que podíamos demandarlos, pero que no pondrían más dinero».

Así se inició el arbitraje que se falló a favor de Akfel. Todos los elementos tenidos en cuenta en ese proceso corresponden al periodo que va hasta el 2012. Pero el proyecto siguió hasta concluir. Akfel se hizo cargo de la construcción, que sobrepasó el presupuesto inicial, y ahora reclama que Essentium asuma el sobrecoste. La firma turca intenta hacerse con el 50% del capital de Essentium en la filial energética, pero esas acciones son reclamadas también por los bancos acreedores y por el socio inicial de la empresa española en Turquía.

«En su web, Essentium dice que tiene una gran actividad internacional, pero por lo que se refiere a Turquía, allí solo tiene pleitos», explica el consejero. Essentium también ha sido demandada por su socio en Brasil. «Si escarbas un poco en la información que da de su presencia internacional, al final no hay prácticamente nada», agrega.

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