El escándalo de corrupción, soborno y lavado de capitales en el que estáN envueltos varios de los altos directivos
de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), activó las alarmas en la industria bancaria mundial. Las instituciones financieras están preocupadas y, de acuerdo a los analistas, deben prepararse para vigilar con especial atención el dinero de otras organizaciones deportivas internacionales.
«Si usted negocia o forma parte de un grupo que comete actos ilícitos, su reputación sufrirá», advirtió el abogado experto en la lucha contra el blanqueo de dinero, Robert Targ. «El soborno comercial forma parte de la evasión de impuestos y el lavado de dinero, por lo que los bancos que pudieron ser utilizados para este tipo de delitos en el caso de la FIFA serán investigados».
La exposición de Targ fue una de las que se realizaron en la Conferencia Anual de Cumplimiento Antilavado de Dinero, organizada en Miami por la Asociación de Banqueros Internacionales de Florida (FIBA, por sus siglas en ingles), donde participan más de 100 expertos en la lucha contra el lavado de dinero.
La necesidad de perfeccionar las herramientas analíticas y de conocer las novedades en los mecanismos para evitar el lavado de dinero reunió a más de 1400 participantes de 48 países, que discutieron los desafíos a los que la industria se enfrenta actualmente.
«Las revelaciones de las investigaciones del caso FIFA dejan claro que muchas personas que han tenido acceso a posiciones privilegiadas las aprovechan para exigir comisiones y luego dirigen ese dinero a bancos estadounidenses», argumentó el experto.
«Los bancos no pueden meter la cabeza en un hueco y desentenderse. Hay que prestar atención a la manera en la que el dinero de los miembros de esta federación y de otras federaciones deportivas olímpicas fluye, porque a veces las cuentas no están a nombre de ellos, si no de sus familiares, contratistas u otros aliados que después aseguran que ese capital lo invierten en la construcción de una casa en un sitio donde no hay casas”, agregó.
La recomendación, dijo, “es que este tipo de organizaciones deben categorizarse como de alto riesgo y tratarlas como tal. Hay que preguntarles de dónde viene el dinero, a donde va y hacer el seguimiento correspondiente».
Los panelistas señalaron que se debe observar de cerca a los que hacen negocios con estas personas. «A los que les compran las vallas, los que les hacen las camisas», dijeron.
La temida Sección 311 de la Ley USA Patriot
La conferencia presentó debates de ideas en la lucha contra la corrupción y el lavado de capitales.
«La Sección 311 de la Ley USA Patriot es poderosa y peligrosa para las instituciones financieras», opinó Melissa Goldstein, abogado de la firma Schulte, Roth & Zabel LLP, que representa y asesora a instituciones bancarias en asuntos relacionados con el cumplimiento normativo federal y estatal de la Red de Investigación de Delitos Financieros (FinCEN, por sus siglas en inglés).
Goldstein enumeró los peligros a los que se enfrentan las entidades que deciden mantener negocios con clientes que han sido vinculados con actividades sospechosas, o que hayan ejecutado transacciones con cuentas investigadas.
La FinCEN está facultada para determinar si una institución financiera corresponsal está haciendo negocios con un cliente de alto riesgo. Por eso puede exigir a las instituciones financieras estadounidenses que tomen ciertas medidas especiales contra esa entidad. «Aun cuando solo corresponde a la aprobación de la norma final, las instituciones financieras de Estados Unidos suelen tomar medidas voluntarias», expresó la experta.
Estas medidas especiales pueden incluir la prohibición de abrir o mantener cuentas y de notificar a sus instituciones financieras corresponsales extranjeras las medidas especiales impuestas bajo la Sección 311. «Se trata de medidas voluntarias. Ninguna institución puede justificar el seguir haciendo negocios con esas entidades, porque se enfrentarían a un daño de reputación», advirtió Michael A. Mancusi, de Arnold & Porter LLP.
La reputación: Difícil de obtener, fácil de perder, casi imposible de recuperar
Para los especialistas, una vez que una institución ha quedado marcada por mantener vínculos con organizaciones sospechosas, es difícil de superar el escándalo y la baja credibilidad.
Sean O’ Malley (Federal Reserve Bank of New York) y S. Marshall Martin (City National Bank) brindaron recomendaciones para encontrar anomalías en los datos de los clientes y ofrecieron recomendaciones para perfeccionar los sistemas informáticos. «Todos los bancos deben ajustar sus controles y sistema de vigilancia. Según corresponda, se deber Informar a la casa matriz de los riesgos de atender entidades y jurisdicciones designadas», expuso O’ Malley.
«Muchos bancos tienen problemas en limitar la cantidad de alertas y los que ellos piensan que son falsos positivos. Esto pasa por lo inexacto de sus evaluaciones de riesgos y puede generarles grandes problemas. Lo primero que deben hacer para evitarlos es completar las fuentes de datos que tengan incompletas. La solicitud de información debe ser más eficaz. También hay que asegurarse de perfeccionar la documentación y que las transacciones concuerden», añadió.
Los panelistas consideraron que todos los sistemas tecnológicos deben funcionar perfectamente para encontrar anomalías en los datos. Eso brindará garantías de calidad en el sistema de gestión de alerta.
«Tal vez un banco tenga todo controlado y documentado, pero si su sistema no ha recibido una alerta, le puede generar problemas», consideró Bruce Stevenson, director de la firma Alvarez & Marsal. «La mayoría de los bancos acatan la normativa estadounidense, pero no aprovechan estas herramientas de la manera idónea», agregó.
Los especialistas insistieron en estar al día con las acciones legales, avances y retos en la lucha contra el lavado de ilícito. «Hay que conocer quién deposita el dinero, quién lo recibe y cuál es el camino que sigue ese dinero», concluyeron.