La arraigada corrupción y la existencia de canales bancarios informales milenarios han convertido a China y Hong Kong en el sitio favorito de narcotraficantes, estafadores y corruptos globales para lavar dinero.
Así lo denuncia un reportaje publicado por la agencia de noticias Associated Press (AP) ayer en base a entrevistas a delincuentes, registros de tribunales de EEUU y documentos de inteligencia internacionales.
«Donde quiera que se vaya en el mundo, hay una presencia china en crecimiento», dijo John Cassara, un ex agente de inteligencia financiera en el Departamento del Tesoro de EE.UU.. «Es natural que los chinos traigan sus sistemas financieros con ellos – sus sistemas financieros por encima de la mesa y sus sistemas subterráneos.»
«Son actividades que quedan completamente fuera del radar – dijo Cassara – pero para los lavadores de dinero, es un tema bien conocido que China se ha convertido en un centro global para enviar y recibir dinero sin mayores controles».
El lavado de dinero basado en el comercio internacional es una preocupación creciente para las autoridades de Estados Unidos y Europa. Carteles de la droga mexicanos y colombianos lavan más de 5 mil millones de dólares de ganancias de las drogas, en parte, mediante la exportación de productos falsificados procedentes de China, de acuerdo con una acusación del Departamento de Justicia de EE.UU. contra tres colombianos con sede en Guangzhou, China.
Los métodos utilizados son una variación del antiguo sistema chino de Fei Qian (FAY ch’ien) o «dinero volador».
Es el caso de los inmigrantes chinos en Europa y sus contactos en Israel, según la investigación de AP. Funciona más o menos así: Los chinos dan dinero en efectivo a un miembro de confianza de la comunidad china local en Francia, Italia, España, Bélgica o Alemania e indican dónde deberá ser remitido. Dicho intermediario chino le pasa a los contactos en Israel la información de la cuentas bancarias correspondientes. Los israelíes después dirigen el dinero a cuentas en China. Una vez que los chinos confirman que el dinero ha aterrizado en la cuenta correcta, los intermediarios dan el dinero en efectivo, en euros, a los israelíes.
De esta manera, los israelíes consiguen euros en Europa, los chinos consiguen yuanes en China. «Funciona como una operación de compensación entre la comunidad china y delincuentes en Israel», según los documentos de inteligencia, que refieren que los israelíes suelen cobrar una tarifa del 2,5 por ciento.
El lavado de dinero a través de operaciones de comercio internacional es un punto fuerte dentro de este esquema. El dinero que llega a Hong Kong y China es retirado en efectivo y usado para comprar mercancías – zapatos, oro, acero, textiles – en China. Por una comisión, el proveedor de China emite recibos altamente inflados a empresas fantasmas, creando rastros de papel «legales». En realidad solo se compran algunos bienes, mientras que el resto del dinero es reenviado a otras cuentas, ya legitimado. Se compra, por ejemplo, 20 toneladas de acero, pero se soborna al proveedor para que emita un recibo por 100 toneladas.
El Departamento de Estado de EE.UU., en un informe este mes, acusó a China de tener «un rendimiento mediocre en investigaciones de lavado de dinero».
«China no ha cooperado lo suficiente en las investigaciones financieras y no da respuestas adecuadas a las solicitudes de información», sostiene el Departamento de Estado.
Jay Bienkowski, ex agente especial de supervisión del FBI en Washington, dijo que la extradición es crucial para detener a los delincuentes a través de las fronteras. Sin embargo, China y los EE.UU. no tienen tratado de extradición.
Europol, la agencia policial de la Unión Europea, tampoco tiene acuerdos de cooperación con China.
«Para nosotros es un punto ciego», dijo Igor Angelini, jefe de inteligencia financiera de Europol.
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