Las principales economías mundiales reunidas en el Grupo de los 20 (G-20) reaccionaron tras los Panamá Papers y exigen una lista negra de paraísos fiscales e identificar, so pena de sanciones, a quienes se esconden en sociedades pantalla.
En un proyecto de declaración del G20, los ministros de economía de los países del grupo expresan su decisión de tener lista para julio de este año un listado de «jurisdicciones que no cooperen con relación a la transparencia fiscal», en un claro mensaje a los paraísos fiscales.
Se trata de la más fuerte reacción hasta el momento a la divulgación de los llamados papeles de Panamá, que muestran un enorme sistema de evasión fiscal a través de empresas de fachada que esconden a sus beneficiarios reales.
Las cinco mayores economías europeas; Alemania, Reino Unido, España, Francia e Italia, pidieron formalmente el jueves a los ministros de Finanzas del G20 que adopten esa oposición.
La reunión ministerial del G20, que incluye a México, Brasil y Argentina, transcurre en paralelo a la asamblea del Fondo Monetario Internacional en Washington.
El documento menciona claramente que para el G20 «mejorar la transparencia» de las empresas offshore es «vital para proteger la integridad del sistema financiero internacional».
También constituye un elemento fundamental para prevenir el uso de esos mecanismos para «corrupción, evasión fiscal, financiamiento de actividades terroristas y lavado de dinero».
Por su parte, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Sch uble, dijo que espera que «rápidamente todos los países europeos se unan y pronto haremos presión para elevar la propuesta a una escala global».
El escándalo envuelve a numerosos políticos y empresarios de todo el mundo, incluyendo al primer ministro británico, David Cameron, y el nuevo presidente de Argentina, Mauricio Macri, entre otros.
Los documentos ya provocaron la renuncia del primer ministro de Islandia, Sigmundur Gunnlauggsson, quien poseía cuentas secretas.
El jueves, Panamá salió al cruce del vendaval de presiones, con una nota oficial en que se mostró dispuesto al diálogo con la comunidad internacional y a realizar reformas internas para combatir el blanqueo de capitales.
«El camino de Panamá hacia una mayor transparencia internacional es irreversible», manifestó en un comunicado la cancillería del país centroamericano.
«En este sentido, estamos en disposición de apoyar activamente diálogos diplomáticos y reformas domésticas para abordar este reto global», añadió la nota.
De su lado, el ministro británico de Finanzas, George Osborne, consideró necesario atacar de frente a «aquellos que esconden su evasión fiscal en los rincones oscuros del sistema financiero».
Por su parte, al abrir los trabajos en las reuniones anuales en la capital estadounidense, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, no utilizó rodeos de oratoria para referirse al escándalo, y afirmó que la evasión fiscal afecta directamente la lucha contra la pobreza.
«Cuando se evaden tasas e impuestos, cuando bienes de un estado son tomados y colocados en esos paraísos, esas cosas pueden tener un tremendo impacto negativo en nuestra misión de poner fin a la pobreza e impulsar la prosperidad», dijo. Territoriodigital