Brasilia .- La presidenta brasileña Dilma Rousseff sufrió el domingo una humillante derrota en una votación decisiva en la Cámara de Diputados del Congreso que la podría forzar a dejar el cargo a pocos meses de que el país sea el anfitrión de los Juegos Olímpicos.
La votación final fue de 367 votos a favor del juicio político, 137 votos en contra y siete abstenciones. Dos legisladores no se presentaron a la votación.
Sao Paulo y Río de Janeiro, las principales ciudades de Brasil, se iluminaron con fuegos de artificio cuando la oposición superó holgadamente la mayoría de dos tercios que necesitaba para que el proceso de impugnación por manipulación de cuentas fiscales avance al Senado.
Los mercados financieros en Brasil abrirían al alza el lunes.
Si el Senado decide por mayoría simple iniciar el juicio político a principios de mayo, como se espera, Rousseff sería suspendida de su cargo y reemplazada por el vicepresidente Michel Temer durante el juicio político. Temer completaría el mandato de la presidenta hasta 2018 si es hallada culpable.
La disputa por la impugnación, que ocurre en medio de la peor recesión en el país desde 1930, ha dividido al país de 200 millones de habitantes. También ha provocado un agrio enfrentamiento entre Rousseff y Temer, que puede desestabilizar a cualquier futuro gobierno y hundir a Brasil en meses de incertidumbre.
Los sondeos de opinión muestran que más del 60 por ciento de los brasileños apoya la impugnación de Rousseff. Quienes critican el proceso opinan que se ha convertido en un referendo de los índices de aprobación de Rousseff y que marca un precedente para la expulsión de líderes impopulares.
Si bien a la mandataria no se la ha acusado de corrupción, su Gobierno ha sido afectado por un gran escándalo de sobornos en la Petrobras, además de la recesión.
Los detractores de la impugnación afirman además que a Rousseff se la acusa de una maniobra presupuestaria aplicada comúnmente por muchos funcionarios electos en Brasil.
La batalla por el juicio político ha paralizado las iniciativas gubernamentales en Brasilia, a sólo cuatro meses de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y en medio de una batalla contra la epidemia del virus del Zika, que ha sido asociado con defectos de nacimiento en recién nacidos. Reuters