En Niza, el terror vuelve a golpear a Francia, objetivo prioritario del yihadismo. Decenas de personas —84, según el último balance provisional del Gobierno francés— han muerto atropelladas por un camión lanzado contra una multitud durante los festejos del 14 de julio, fiesta nacional francesa, en el Paseo de los Ingleses de Niza. En una comparecencia esta madrugada, el presidente francés, François Hollande, ha señalado que «no se puede negar el carácter terrorista del ataque». Foto e información de El País de España.
El vehículo atropelló a gran velocidad y a lo largo de casi dos kilómetros a grupos de congregados para ver los fuegos artificiales, dejando un reguero de muerte y de escenas de pánico a su paso. El conductor fue abatido por disparos de la policía, según ha informado el Ministerio del Interior. Antes, le dio tiempo a efectuar varios disparos, según fuentes cercanas a la investigación citadas por France Presse.
La fecha elegida para el ataque es muy significativa: la fiesta nacional es una demostración de unidad en torno a las fuerzas armadas, hoy implicadas en los frentes de Oriente Próximo y África para combatir a los yihadistas. La primera alerta de que se trataba de un atentado la ha lanzado el presidente del Consejo Regional de la región de Niza, Provence-Alpes-Côte d’Azur, Christian Estrosi, en Twitter.
Poco antes de las once de la noche de este jueves, un camión blanco ha arrollado indiscriminadamente en el paseo marítimo de Niza, a la altura de la plaza de Masséna, a la multitud que a esas horas se congregaba para ver los fuegos artificiales que iban a servir de cierre a las celebraciones de la fiesta nacional. Varias personas han intentado impedir que el vehículo prosiguiera su marcha, «pero iba a demasiada velocidad», según uno de los primeros testimonios recogidos por las televisiones locales. A unos 90 kilómetros por hora, cree la policía.
Desde París, el fiscal antiterrorista, François Molins, ha asegurado poco después que «todo parece indicar que se trata de un atentado». También la prefectura de Niza ha señalado que se ha tratado de un atentado, algo reafirmado después por Hollande.
Armas en el camión
Agentes de la policía han disparado contra el conductor del camión, que ha muerto en el lugar. «Un individuo ha lanzado un camión contra la multitud y ha sido neutralizado por la policía; está muerto», ha dicho el portavoz de Interior, Pierre-Henry Brandet. Según avanzó el medio local Nice Matin, el conductor era un francés de origen tunecino de 31 años. No tenía ficha como presunto islamista radical, pero era conocido por delitos comunes menores.
«No hay rehenes», ha dicho Interior en un tuit, desmintiendo algunos rumores que circularon en algunos momentos de confusión. El ministerio ha indicado que se había localizado un arma corta en la cabina del vehículo. El presidente de la región donde se encuentra Niza, Christian Estrosi, ha señalado que había pistolas y armas pesadas, sin precisar. Según una fuente cercana a la investigación citada por France Presse, se ha hallado una «granada inoperativa» y varias «armas largas falsas».
Minutos después del ataque, Estrosi, que antes de ocupar su puesto regional fue alcalde de Niza, ha pedido a los ciudadanos que no salgan de sus casas a través de Twitter: «Queridos ciudadanos, el chófer de un camión parece haber causado decenas de muertos. Quédense en casa por el momento». Estrosi ha comentado que en Niza se ha producido en la noche del jueves «una sensación de pavor y terror».
Pasada la una de la madrugada del jueves al viernes, la prefectura de policía ha insistido en el mismo consejo ante la posibilidad de que el conductor del camión tuviera cómplices, mientras los servicios de urgencia se desplegaban por la zona para trasladar a los fallecidos y atender a los decenas de heridos, varios de ellos muy graves.
Estado de excepción prorrogado
El atentado de Niza se produjo solo unas horas después de que el presidente Hollande anunciara que el estado de excepción vigente desde los atentados de noviembre sería levantado el próximo día 26, después del Tour. «No se puede estar de forma permanente en estado de excepción», había declarado el jefe del Estado. Tanto él como los principales responsables de seguridad del país se habían declarado satisfechos de que la Eurocopa, que durante un mes ha atraído a Francia a cientos de miles de aficionados, se ha desarrollado sin incidentes graves ni atentados. Los 10.000 militares desplegados por el país iban a ser reducidos a 7.000. Sin embargo, tras el atentado de Niza, Hollande ha anunciado que el estado de excepción se prorroga tres meses. El mandatario ha pedido esta madrugada “vigilancia absoluta” tras este nuevo ataque cuyo “carácter terrorista no puede negarse”.
Pese a todo, el nivel de alerta no ha bajado en ningún momento, mientras Francia se prepara para intensificar su participación en los combates contra los yihadistas en Siria e Irak. «Debemos golpear y golpear más fuerte», ha dicho el presidente tras el habitual desfile militar del 14 de julio. Hollande comentó que enviará más armas y asesores militares al Ejército iraquí. En paralelo, en otoño será enviado a la zona el portaviones Charles de Gaulle, buque insignia de la flota, para reforzar los bombardeos sobre los yihadistas.
El presidente de Francia, François Hollande, ha regresado desde Avignon para asistir a la reunión de la célula de crisis que se ha convocado en el Ministerio de Interior, a la que también asistió el primer ministro, Manuel Valls. Varios altos cargos del Gobierno también abandonaron apresuradamente el recinto en el que se habían reunido junto a Trocadero, en la capital, para presenciar los fuegos artificiales de la torre Eiffel.
Uno de ellos era el fiscal Molins, que se ha alejado de la zona mientras hablaba continuamente por teléfono. Molins, máximo responsable de la investigación de ataques terroristas, se ha hecho cargo del caso a primera hora de la madrugada.
«Un nuevo tipo de ataque»
La cita futbolística era el evento más sensible ante el peligro de que los yihadistas pudieran cometer un atentado. En mayo, el jefe de los servicios de espionaje interior, Patrick Calvar, alertó de la posibilidad de que el ISIS practicara en Francia «un nuevo tipo de ataque»: hacer estallar bombas en lugares de gran afluencia de público «para crear un clima de pánico».
Aunque no con bomba, sino con un camión, es lo que ha ocurrido en Niza. Y con la fórmula brutal y de escasos medios habitualmente usada por suicidas en Irak o Siria. «Nunca hemos negado la amenaza. El riesgo cero no existe», repetía esta madrugada el portavoz del Ministerio del Interior. A medida que el ISIS pierde terreno en Oriente Próximo, aumenta la posibilidad de atentados en Occidente, según han coincidido en afirmar estas semanas distintos expertos.
Los fuegos artificiales en la noche de la fiesta nacional constituyen un evento típico en las principales ciudades francesas. Desde el año pasado, son sometidos a especiales medidas de seguridad. En París, el perímetro de seguridad incluía más de un kilómetro en torno a la torre Eiffel. Para acercarse a ver los fuegos, había que pasar uno o dos controles de policía por calles cerradas al tráfico.
El Consejo Francés de Culto Musulmán ha condenado de madrugada este ataque «odioso y abyecto» ejecutado en plena fiesta nacional, «que celebra los valores de libertad, igualdad y fraternidad».
París sufrió varios atentados la noche del pasado 13 de noviembre que causaron la muerte de 130 personas y heridas a más de 250. El mayor número de fallecidos ocurrió en la sala Bataclan de la capital francesa, donde se estaba celebrando un concierto de la banda Eagles of Death Metal. En enero de 2015, tres yihadistas también causaron una matanza en la revista satírica Charlie Hebdo y en un supermercado de comida judía.