Efectivos encubiertos de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés) durante 37 días de seguimiento tuvieron seis encuentros con Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, familiares muy cercanos a la familia presidencial de Venezuela.
A petición de la defensa, la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York publicó las evidencias recabadas durante ese tiempo que inculpan a los sobrinos Flores por conspiración para introducir droga ilegal a Estados Unidos. Un total de 32 archivos fueron grabados en los encuentros llevados a cabo en Caracas, San Pedro Sula y Puerto Príncipe, entre el 4 de octubre y el 10 de noviembre por cooperantes de la DEA que se hicieron pasar por traficantes de drogas.
Los abogados de Antonio Campos Flores y Franqui Francisco Flores De Freitas habían presentado varios documentos, donde esgrimieron las razones por las que los interrogatorios realizados durante su detención debían ser descartados como evidencia. Aseguraron que a los acusados se les violó el derecho a una presentación expedita.
La primera vez que se registró un encuentro fue en la paradisíaca isla hondureña de Roatán. Los primos Campo y Flores, movidos por el deseo de obtener dinero fácil para su consumo personal -según sus testimonios – contactaron a un hombre en silla de ruedas (El Sentado) para llevar la droga en vuelos legales desde Caracas, donde usarían su ascendencia política para pasar sin revisión. Sin saberlo, Campo y Flores hablaban con un informante de la DEA (CW1), un acusado por narcotráfico que negoció con las autoridades estadounidenses su reducción de pena a cambio de ayudar a capturar narcos.
El hombre avisó a la DEA que un par de venezolanos estaba por caer. Los sobrinos presidenciales viajaban en vuelos privados. Campo les aseguró que él estaría a cargo de manejar el trato en Venezuela y que él y Flores estarían presentes en el aeropuerto para la carga de cocaína en el avión.