Irán ha admitido que su sistema bancario tiene 50 millones de cuentas cuyos titulares están sin identificar. “Este tipo de datos cuestionan el sistema bancario, perjudican la economía y ofrecen una imagen negativa de la situación interna del país”, declaró el ministro de Justicia, Mostafá Pourmohammadi, al anunciar el asunto el pasado domingo. El responsable describió esa situación como uno de los principales escollos en la lucha del Gobierno contra la corrupción. Foto AFP
“En el campo financiero, afrontamos muchos problemas como la evasión fiscal e irregularidades aduaneras que dan pie a la mayoría de los casos de corrupción”, señaló Pourmahammadi, cuyo Gobierno ha empezado a tomar cartas en el asunto.
Según los expertos, los bancos y las instituciones de crédito se han convertido en una plataforma para los delitos financieros, en especial el blanqueo de capitales. Por si fuera poco, algunos de estos establecimientos carecen de la autorización del Banco Central de Irán para operar. La negligencia del sistema bancario y la falta de la infraestructura para conectar todos los operadores de forma integrada permiten la apertura de esas cuentas cuyos titulares no están correctamente identificados. Algunos han fallecido o han salido del país.
A Abbas Azarí, empleado de una compañía aérea, le robaron hace dos años un maletín con las libretas bancarias y documentos de identidad. Él lo denunció el mismo día a la policía para poder solicitar la emisión de los documentos perdidos. Un año después del incidente, cuando casi lo había olvidado, recibió una orden de comparecencia de uno de los juzgados de Teherán por varios cheques sin fondos. “Aunque el juez me absolvió, no hay un sistema integral para bloquear todas las cuentas que el falsificador ha abierto con mi identidad; casi dos veces al mes recibo una nueva acusación de un juzgado diferente en el país y solo cuando comparezco ante el juez me entero de qué banco ha emitido la falsa chequera a mi nombre”, relata resignado.
“Al modificar las normas y mejorar el sistema informático de los bancos, hemos dado un paso importante para superar este problema. Día a día a medida que se abren nuevas cuentas, las antiguas se cierran o se bloquean”, ha explicado por su parte Farid Kian, director general de Antiblanqueo del Banco Central. Aun así, parece que los responsables bancarios todavía no tienen suficiente determinación para garantizar la transparencia del sistema.
“Los empleados del banco te hacen sentir como un pesado cuando les pides el cierre de una cuenta antigua y en desuso, te ponen trabas para que renuncies a cerrarla, muchas veces tienen que buscar el expediente en los archivos porque no existe nada digitalizado”, cuenta Maryam Yavarí, empleada de una compañía de seguros, mientras espera su turno en una sucursal del banco Tejarat.
Según Eduardo López Busquets, embajador de España en Teherán, “hay una tendencia a la opacidad, los bancos no quieren ser transparentes. Aunque el sistema SWIFT [siglas en inglés de la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales] está operativo desde febrero, los bancos europeos no están dispuestos a relacionarse con los iraníes porque no confían en el suelo que pisan, no saben realmente con quién están haciendo las transacciones; hay que tener en cuenta que las sanciones de EE. UU. en materia de derechos humanos y terrorismo siguen vigentes y hay una lista negra de personas, lo que hace imprescindible el factor de transparencia”.
No hay cifras oficiales, pero los analistas señalan que hasta 30 % de la economía iraní está vinculado con los Guardianes de la Revolución (Pasdarán), un ejército ideológico que se formó tras la revolución iraní de 1979 y está sometido a las sanciones norteamericanas. “En Irán hay cierto secretismo, por ejemplo algunas empresas que solicitan visado, no están dispuestas a revelar sus cuentas o la identidad del titular del negocio, lo que nos obliga a denegárselo”, apunta el embajador español.
La caída del precio de petróleo ha impulsado a Teherán a adoptar medidas más serias contra la evasión fiscal, el contrabando y el lavado de dinero. Pero aunque en los últimos meses el Banco Central haya bajado la tasa de interés del 23 % al 15 %, todavía los bancos buscan fórmulas para dar tasas más altas a sus clientes y atraer más capital sin importarles la falta de lazos con el sistema financiero internacional.
Aun así, los responsables iraníes se quejan de la falta de avances en la reintegración de la República Islámica en el sistema financiero internacional tras el levantamiento de las sanciones el pasado enero. Los analistas señalan que los bancos iraníes debían de haber empezado el proceso de reforma y adaptación a la normativa internacional de transparencia y antiblanqueo de dinero antes de la firma del pacto nuclear entre Teherán y Occidente. Eso hubiera permitido que la economía iraní se reintegrase hoy con mayor agilidad en el comercio internacional. El País de España