El ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha sido acusado junto a su mujer Marisa Letícia de varios delitos de corrupción vinculados al ‘caso Petrobras’ por la Justicia Brasileña. El fiscal Deltan Dallagnol señaló al político como «comandante máximo» de la red de corrupción de la petrolera estatal, que movió miles de millones de dólares.
Las acusaciones, según un comunicado de los abogados de Lula, «tienen motivación política, carecen de «respaldo jurídico» y son una «farsa», informa El Mundo de España
«No se está juzgando a Lula por quién es o quién fue como persona ni se está juzgando a su Gobierno. Sólo se le está imputando por crímenes puntuales que pueden ser comprobados por las pruebas recogidas», afirmó. «Tampoco se está juzgando la ideología del PT sino si la formación se involucró o no en crímenes específicos», continuó.
Según el fiscal, los sobornos pagados por la OAS a Lula son la punta de un iceberg de una amplia red de corrupción que involucró a varias empresas estatales y organismos del Gobierno cuyos directores fueron nombrados directamente por el entonces mandatario para recaudar recursos para diferentes partidos políticos.
La acusación se extiende al presidente del Instituto Lula, Paulo Okamoto, informaron los fiscales del caso en una rueda de prensa en la ciudad de Curitiba, donde están centradas las investigaciones sobre el gran caso de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.
También se presentaron cargos contra Leo Pinheiro y Paulo Gordilho, el expresidente y un ingeniero de la constructora OAS, una de las empresas ya condenadas por haber participado en la red que desvió millonarios recursos públicos de contratos con la petrolera estatal.
Los tres cargos presentados contra Lula y su esposa son corrupción pasiva, fraude documental y lavado de capitales, según la acusación. De acuerdo con la acusación, la OAS gastó 1,1 millones de reales (unos 333.000 dólares) en reformar y amueblar un apartamento en Guarujá que sería para uso de la familia Lula, pese a que su nombre no aparece en los papeles de propiedad.
Los fiscales también acusaron a la OAS de haber pagado 1,3 millones de reales (unos 393.940 dólares) por el alquiler del depósito en el que Lula guardó entre 2011 y 2016 los regalos que recibió cuando era jefe de Estado.
De acuerdo con Fiscalía, sumados los gastos con el alquiler del depósito y las reformas del apartamento de playa, Lula recibió cerca de 2,4 millones de reales (unos 727.272 dólares) en ventajas indebidas de la OAS. La investigación se refiere a un apartamento de tres pisos en Guarujá, un balneario en el litoral del estado de Sao Paulo, por el que Lula pagó una cuota inicial.
Los abogados de Lula alegan que el expresidente desistió del negocio y pidió que le devolvieran el dinero, por lo que no se le puede atribuir la propiedad del inmueble.
El apartamento, sin embargo, fue sometido a costosas reformas pagadas por la OAS y amueblado por la constructora según las orientaciones hechas por la familia Lula, de acuerdo con la Fiscalía. Además de los testimonios de Pinheiro y Gordilho, los fiscales dicen tener como pruebas fotografías que muestran a Lula y a su esposa visitando la vivienda en compañía del ingeniero responsable por las obras.
La acusación hecha este miércoles por la Fiscalía será analizada ahora por el juez federal Sergio Moro, responsable de la investigación sobre los desvíos en Petrobras y quien tendrá que decidir si acepta los cargos y abre juicio contra los acusados, que pasarían a la condición de reos.
El exmandatario también es investigado por la supuesta propiedad de una casa de campo en la ciudad de Atibaia, igualmente reformada por constructoras implicadas en los desvíos de Petrobras, así como por donaciones y recursos que recibió por supuestas conferencias que dictó en el exterior y que fueron encomendadas por empresas igualmente condenadas por las corruptelas en la petrolera.