Los profesores de la Universidad de Harvard, Lawrence H. Summers y Natasha Sarin, argumentan en un documento publicado por el think tank Brookings que los grandes bancos son a día de hoy igual de peligrosos que en 2008. Según estos economistas, los cambios en la regulación, aunque han sido positivos, no han servido para hacer a estas entidades más seguras y robustas antes los posibles shocks de lo que lo eran antes de la quiebra de Lehman Brothers. Foto: Reuters
Aunque se ha extendido la creencia de que las grandes entidades financieras son más seguras después de la última crisis, lo cierto es que los cambios en la regulación no han sido suficientemente fuertes «para compensar la pérdida de valor de estas firmas. Esto hace que los bancos sean vulnerables a futuros shocks. Como evidencia de esto se puede observar la caída del valor de mercado».
Según el documento, este descenso del valor se puede «deber a varios factores, entre los que se incluyen los bajos tipos de interés, una curva de rentabilidad plana, restricciones regulatorias sobre la actividad bancaria, mayor competencia de la banca en la sombra y la incertidumbre sobre futuras acciones regulatorias».
A pesar de todo, el paper concluye que esto no quiere decir que las medidas implementadas desde 2008 no hayan servido para nada, es más, sin esas disposiciones «la banca sería hoy mucho más frágil».
«Hay que estar preocupado»
No obstante, «los indicadores de riesgo se encuentran en el mismo nivel que antes de la crisis. Esto, sin duda, es un motivo de preocupación por la probabilidad de que se puede producir una mayor pérdida del valor de mercado de estas instituciones en los próximos años. De hecho, el ratio valor de mercado sobre activos es actualmente inferior que antes de la crisis».
Aunque en Estados Unidos se realizan duras pruebas de estrés sobre los bancos (caída de la bolsa del 60% y una tasa de paro del 13%) y parece que los bancos logran superarlas con relativa facilidad, «creemos que en semejante escenario y ante la ausencia de apoyo público y nuevas ampliaciones de capital, las acciones podrían caer hasta valer cero», según expresa el paper.
«Es tentador creer que la política puede compensar los retrasos en la movilización de capital, a través de grandes reservas de capital e imponiendo restricciones en la toma de riesgos, pero la experiencia sugiere que esto podría ser una ilusión. Por ello, es necesario dar más peso a los precios de mercado como indicadores del valor de los activos, imponiendo de forma automática la reparación del capital cuando los precios caigan», concluye el informe. El Economista de México