CCD Monseñor Helizandro Terán no anduvo con cortapisas para exigir en el Foro Guayana Sustentable la derogación del decreto del Arco Minero del Orinoco. Razones sobran: además de violar la Constitución y de generar un efecto dominó de más empobrecimiento, está el pecado ecológico: la destrucción del ambiente a cambio de dinero para aferrarse al poder político en Venezuela.
Monseñor Helizando Terán en su intervención en el Foro #GuayanaSustentable advierte que «la destrucción de la casa común en Guayana tiene un rostro: Arco Minero del Orinoco».
Depredación, falta de políticas públicas ambientales e inmediatez son algunas de las causas globales del daño ambiental y en el caso de Guayana, su obispo, Helizandro Terán, advierte además la escasez de dinero y la carencia de un sentido de soberanía como raíz del mal.
En la edición XVII del Foro Guayana Sustentable, Terán basó su ponencia en tres ejes: los pobres; los derechos indígenas; y la calidad del agua. Estas concurren en un contexto de rapidación, un término que el teólogo toma de la encíclica Laudato si, del papa Francisco, para hablar de una exacerbada inmediatez “a la continua aceleración de los cambios de la humanidad y del planeta se une hoy la intensificación de ritmos de vida y de trabajo”.
Si bien contextualiza la realidad global, monseñor Helizandro puso la lupa en la radiografía venezolana: el daño ambiental pasa por la escasez de dinero: “Ya que no se ahorró nada mientras hubo bonanza petrolera, ahora, con la crisis económica se piensa resolver la emergencia con dinero fresco por adelantado sin pensar en las consecuencias”.
Con dinero fresco y depredación, Terán se refiere a una contraprestación de divisas a cambio de las concesiones para la explotación mineral. Esta búsqueda implica un alto costo tanto ambiental como un atentado contra la soberanía venezolana.
Hace exactamente un año, Maduro anunció la creación de tres empresas mixtas para la exploración y explotación de coltán: Empresa Mixta Minera Metales del Sur, Empresa Mixta Minera Ecosocialista Parguaza, S.A. y Oro Azul, S.A.
Esa depredación ambiental no es ni un abstracto ni ocurre lejos de la realidad, señala Terán: “No somos un fenómeno aislado. No podemos quedarnos inertes para frenar el pecado ecológico”.
empezó la UCAB Guayana este jueves la edición XVII del Foro Guayana Sustentable.
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