CCD Mientras las aerolíneas internacionales siguen abandonando Venezuela ante una baja demanda y la creciente deuda que mantiene el gobierno de Nicolás Maduro, las empresas nacionales que ofrecen conexiones aéreas dentro y fuera del país también enfrentan cada vez más problemas internos, ocasionando más vuelos cancelados y menos opciones para los venezolanos, publica El Nuevo Herald.
Esta semana, la flota de aviones de dos principales aerolíneas venezolanas, Aserca y Santa Bárbara (SBA), no alzará vuelo debido a sanciones impuestas por el Instituto Nacional de la Aeronáutica Civil (INAC), ente gubernamental encargado de las regulaciones de aviación en Venezuela.
Santa Bárbara Airlines fue suspendida el 26 de enero por 90 días debido a “la imposibilidad de… cumplir con su itinerario programado”, una queja que se ha repetido entre los venezolanos que han quedado varados en varias ocasiones en el aeropuerto internacional de Miami después que la aerolínea suspendiese los vuelos por diferentes motivos.
La empresa venezolana afirmó que utilizaría ese lapso de tres meses para adelantar “el proceso de reingeniería interna, a fin de solventar la contigencia”.
Por su parte, Aserca Airlines anunció el 16 de febrero en un mensaje en Twitter que interrumpía los itinerarios de sus vuelos desde el 15 (un día antes del aviso) hasta el 23 de febrero por “razones técnicas”. Pero la realidad es que el INAC suspendió sus operaciones de manera inmediata por no haber pagado el seguro de sus aeronaves.
“A pesar de que el régimen comunista de Venezuela destruyó la economía del país, tanto Aserca como la SBA fueron mal administradas” afirmó un piloto de Aserca que no quiso ser identificado por temor a represalias, en declaraciones al sitio digital Airways Magazine.
“Los propietarios nunca se preocuparon por tenernos contentos. Nos deben mucho dinero. Compraron piezas equivocadas para sus aviones, manteniéndolos en tierra indefinidamente. Dejaron a miles de pasajeros varados (…), y ahora huyeron del país escondiéndose de sus responsabilidades”, denunció.
El piloto incluso detalló que una vez se compró un motor equivocado para un avión Boeing 757-200 que costó hasta $5 millones.
“Debido a la terrible gestión y el entorno corrupto en el que operan estas dos aerolíneas, ahora me veo obligado a trasladarme a Asia para buscar mejores oportunidades”, contó a esa revista digital un ex empleado de Santa Bárbara que ahora trabaja en Hong Kong y que tampoco quiso revelar su nombre.