CCD Lionel Messi no tiene paz. En lo futbolístico, por el pálido debut de la Selección en el Mundial. Y afuera de la cancha, por la ola de rumores que señalaron su matrimonio con Antonela Roccuzzo. Como si fuera poco, en las últimas horas se le sumó otro dolor de cabeza. Y tiene que ver con sus obligaciones con la Justicia, que en el 2017 lo juzgó y condenó, junto a Jorge, su papá, por evasión tributaria. Es que ahora se supo que Mega Star Enterprises, la sociedad offshore registrada en Panamá que el futbolista compartió con su padre, continúa activa cuando días después del escándalo, la familia de La Pulga había afirmado que se trataba de «una compañía inactiva que jamás tuvo fondos ni cuentas abiertas».
Todo surgió luego de que las autoridades panameñas recibieran un Reporte de Operación Sospechosa (ROS) de lavado de activos u otro presunto delito por Mega Star Enterprises. Y especifican que la sociedad sigue activa según se desprende de decenas de mails intercambiados entre el bufete Mossack Fonseca y los intermediarios uruguayos que contrató la familia Messi para gestionarla.
Ante la consulta de El Confidencial de España, un abogado de la familia Messi negó cualquier tipo de irregularidad fiscal sobre la sociedad Mega Star Enterprises y aclaró que nunca tuvieron noticias sobre el ROS emitido en Panamá. Lo concreto es que actualmente la relación entre Mossack Fonseca y la familia del capitán de la Selección se deterioró después de los Panamá Papers.
Los panameños pidieron documentación específica sobre los accionistas, beneficiarios finales y el origen de los fondos de la firma en reiteradas ocasiones dado que los Messi son personajes con exposición pública. Pero como la información nunca llegó, Mossack Fonseca ordenó la renuncia de los directores que había designado como «prestanombres» legales y, luego, renunció también como agente de registro de la offshore.
Hay que recordar que en mayo de 2017, el Tribunal Supremo de España condenó a Messi a 21 meses de prisión y una multa de 2 millones de euros por evasión de impuestos. Los jueces entendieron que el jugador conocía su obligación de tributar por el dinero que obtuvo por la explotación de derechos de imagen. Y pareció que era el fin de la pesadilla. Pero no. Luego del escándalo de los Panamá Papers y las discusiones con Mossack Fonseca, la historia parece no haberse terminado.