Los narcotraficantes, organizaciones criminales y grupos terroristas, utilizan obras de arte y piezas arqueológicas para lavar dinero, cuyas leyes contra estos delitos no han sido de gran ayuda para combatirlos.
A través del mercado del arte, se financian organizaciones terroristas y se blanquean activos ilícitos procedentes de actos de corrupción, drogas, prostitución, etc. Entre el financiamiento al terrorismo se encuentra el saqueo del patrimonio cultural de Siria e Iraq por parte del Estado Islámico (EI). Así lo reveló EEUU, tras una redada al movimiento yihadista Abu Sayyaf que financiaba al EI, y que obtendría ganancias de la venta de excavaciones.
La legislación contra el lavado de dinero de la UE, precisa que los comerciantes de arte verifiquen la identidad de sus clientes cuando las transacciones superen los 10 mil euros. De acuerdo a la presidenta del Consejo de Ventas Voluntarias (CVV): “no pedimos certezas sobre la ilegalidad de una obra, sino sospechas, y tampoco pedimos que se denuncie a tal o cual”. Los profesionales no denuncian estos casos, y quienes lo ocultan son galeristas, anticuarios, comerciantes de chatarra, subasteros y profesionales de la compra y venta.
La Unidad del Ministerio de Finanzas francés contra el lavado de dinero (Tracfin), afirma que «cuanto más grande es una subasta menos implicación hay en la denuncia». Según el presidente de la Unión Nacional de Casas de Subastas Voluntarias, “hay más blanqueo de dinero en Christie’s y Sotheby’s que en un subastador pequeño”.
El comercio del arte se rige por una serie de principios basados principalmetente en el anonimato, la competencia y la discreción. Los expertos aseguran que muchas obras famosas se han subastado muy por debajo del costo original, por desconocimiento del vendedor.