El arte del lavado de dinero

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Foto Archivo

Matthew Green, rodeado desde la infancia por las obras de los antiguos maestros e impresionistas al ser el hijo del dueño de dos de las galerías más ilustres de Londres, se encontró en 2017 con una compañía de inversiones (Beaufort Securities), que se dedicaba al fraude, manipulación de acciones y lavado de dinero.

Beaufort ya había utilizado los trucos tradicionales de lavado de dinero: depositó dinero con nombres falsos en bancos extraterritoriales y compró bienes inmuebles para convertir los ingresos ilegales en activos. Ahora buscaban formas menos obvias de ostentar su efectivo, y Matthew Green sabía cómo comerciar con obras de arte multimillonarias.

El arte como puente para financiar al terrorismo y lavar dinero

A finales de 2017, un agente federal encubierto de EEUU se hizo pasar por un miembro de Beaufort. Green dijo que aceptaría alrededor de 9 millones de dólares en ese momento, por un documento de propiedad falso que decía que el trabajo se vendió mientras mantenía el Picasso guardado. En el futuro, fingiría comprarlo de nuevo a sus compradores a un precio más bajo, y se quedaría con el 5 al 10% del efectivo.

De acuerdo a un ex fiscal de EEUU, «el arte es un vehículo muy atractivo para lavar dinero…Se puede ocultar o pasar de contrabando, las transacciones a menudo son privadas y los precios pueden ser subjetivos y manipulados, y extremadamente altos».

Después de una serie de casos recientes en EEUU y Europa, el impulso hacia una ofensiva contra el comercio ilícito de arte y antigüedades está creciendo. El mercado del arte legítimo es enorme: se estima en 67.400 millones de dólares en todo el mundo a fines de 2018.

Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el mercado subterráneo del arte, que incluye robos, falsificaciones, importaciones ilegales y saqueos organizados, puede generar alrededor de 6 mil millones de dólares anualmente. La porción atribuida al lavado de dinero y otros delitos financieros está en el rango de 3 mil millones.

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Para Green, incursionar en el oscuro arte del lavado de dinero terminó mal. Las autoridades lo imputaron por seis cargos de intento de lavado de dinero, y su galería en el distrito de Mayfair de Londres la declararon en quiebra los reguladores británicos. Además de una orden arresto, también se le ordenó que entregue el Picasso.

«En comparación con otros sectores comerciales, el mercado del arte enfrenta un mayor riesgo de exposición a prácticas financieras dudosas porque el volumen de transacciones legalmente cuestionables, es notablemente más alto que en otros mercados globales», señalaron el FBI y la Interpol.

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