Las redes sociales han creado un submundo, que además de permitir a pedófilos hacer contacto con niños, a hombres buscar placer ya no en las calles sino en fotografías y videos, también da luz verde a los estafadores (ciberdelincuentes) para robar el dinero de la gente. Así lo informó El Pitazo.
De acuerdo a la investigación que realizó EP, de 10 a 15 denuncias diarias reciben funcionarios del CICPC (único organismo autorizado en el país para atender este tipo de casos), cuyas estafas afectan a venezolanos de todas las clases sociales.
Quienes ingresan a la División contra Delitos Informáticos, se percatan que el perfil de los detectives no es el tradicional. Tienen un manejo del lenguaje diferente. A cada duda que poseen los estafados les dan una explicación de lo que son las estafas electrónicas y cómo ocurren. Muchos de ellos son ingenieros informáticos.
¿Por qué si tienen el número de teléfono de esas personas no inician una investigación?
Esa es la pregunta que la mayoría de las víctimas hace a los detectives, la cual viene acompañada de una respuesta muy compleja:
«Se han detenido a decenas de delincuentes, pero así como se frena la actuación de algunos inicia la de otros. Es un delito que se comete al mismo tiempo desde varios sitios. Son grupos grandes, se puede decir de hasta 200, que antes de saltar al ciberespacio reciben clases por los propios ingenieros informáticos que prefirieron usar su talento para delinquir», contó un funcionario del Cicpc.
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Según fuentes policiales, este modus operandi inició en la ciudad zuliana de Cabimas, donde profesionales de la referida área crearon una banda de ciberdelincuentes que copiaron patrones internacionales y combinaron con la «viveza criolla» y situación país, dando como resultado un modelo de estafa que consiste en suplantar la identidad de determinada persona para luego acercarse a sus contactos con la falsa promesa de vender divisas.
Las informaciones apuntan, que los delincuentes también abren cuentas en Facebook con las fotografías de atractivas jóvenes para captar a hombres básicamente extranjeros, a quienes logran engañar hasta lograr que les depositen dinero para que la bella joven adquiera el pasaporte que necesita para visitar a su enamorado virtual.
¿Qué hacen y cómo logran suplantar nuestra identidad?
La mayoría de los ciberdelincuentes actúa desde el lugar más seguro en el que pueden estar: la cárcel. Su manera de ejecutar ha sido simplificada a ingresar a grupos de compra y venta. Allí hacen ofertas engañosas de cualquier bien o sólo se dedican a leer los comentarios de usuarios.
Las potenciales víctimas son las que preguntan por artículos costosos y no muestran ningún impedimento en pagar, bien sea en bolívares o en dólares. Hay que recordar que este tipo de conversaciones son accesibles para todos.
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Ingresan al perfil de la persona estudiada. Para suerte de ellos, muchas páginas personales son públicas; de allí pueden extraer fotografías, datos personales y cualquier otro elemento que convenza a amigos y familiares que se trata de la misma persona.