Los sistemas de reconocimiento facial se están convirtiendo rápidamente en una de las tecnologías más usadas en China, que van desde la seguridad y el espionaje, hasta la apertura de cuentas bancarias e incluso para los que cruzan indebidamente las calles y así exponerlos públicamente.
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El Ministerio de la Industria y Tecnología de la Información en China (MIIT), obliga desde el 1 de diciembre a los usuarios que quieran un nuevo celular, que su rostro sea escaneado por las operadoras móviles. Según la institución esta medida es para «salvaguardar los derechos e intereses legítimos de los ciudadanos en el ciberespacio», además de que, afirman, ayudará a disminuir el fraude telefónico y de internet.
Además, el organismo también prohibió que los usuarios de teléfonos móviles pasen sus números de teléfono móvil a otras personas, lo cual podría darle una mala calificación para el «Crédito Social».
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Es así como China se convierte en el primer país en escanear el rostro de sus usuarios de telefonía móvil, un mercado que, según las últimas cifras, ya supera los 850 millones de personas.
Esta nueva medida es una pequeña actualización al sistema de 2013, que exige que todos los usuarios se sometan a una comprobación de documentos e identidad mediante fotografías que se enlazan al nuevo número de teléfono. El sistema además solicita un video de sí mismos para probar que eran la misma persona que la de los documentos.
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Ahora con esta actualización al sistema, se añade el reconocimiento facial para que dentro del perfil del usuario se tenga identificado en todo momento quién es la persona que está usando el número de teléfono. Según se explica, esta medida busca reforzar el control sobre lo que los ciudadanos chinos consultan en internet, centrándose nuevamente en el móvil de las personas, que a día de hoy es el medio más usado en el país y la herramienta clave del «Crédito Social» de cada uno de los ciudadanos.
Muchos usuarios han expresado su descontento y rechazo ante esta medida, ya que afirman que se trata de una violación a sus derechos y una invasión a su privacidad.
