La sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), ubicada en la urbanización Boleíta del estado Miranda, se convirtió en el principal centro de torturas del país luego de haber destronado en 2019 al Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) como el principal cuerpo de seguridad acusado por este delito, tratos crueles, inhumanos y degradantes o desapariciones forzadas. Así lo reseña un reportaje de Luisa Quintero para TalCual.
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La Dgcim no solo alberga a militares dentro de sus calabozos y los distintos cuartos de tortura que han reportado las víctimas, familiares o abogados. Un expresidente de Pdvsa y exministro de Petróleo, Nelson Martínez, estuvo recluido en esas celdas hasta que lo trasladaron de urgencia a un centro asistencial, donde falleció por complicaciones de una enfermedad preexistente que se agravó por las condiciones en las cuales estaba detenido.
También han pasado por Boleíta exdirectivos de Citgo, una clarinetista del sistema de Orquestas y ahora se encuentra detenido Juan José Márquez, tío del presidente de la Asamblea Nacional y mandatario interino, Juan Guaidó.
Justamente la detención del tío de Guaidó dejó en evidencia una de las prácticas de este organismo de seguridad: El aislar a sus prisioneros durante el primer mes de detención. Romina Botaro, la esposa de Márquez, señaló que funcionarios de la Dgcim le dijeron que no iba a poder ver a su esposo durante 30 días, «que tampoco le llevara alimentos porque ellos se los iban a proveer».
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Abogados contactados por TalCual comentaron que esta práctica es utilizada en muchas ocasiones para dejar que a la víctima «se le pasen los morados y la hinchazón», luego de haber sido sometida a torturas o tratos crueles. En el caso del tío de Guaidó, su abogado negó que hubiese recibido este tipo de trato.
Sobre el interior del Dgcim es poco lo que conoce, pero el teniente de la Aviación Ronald Dugarte, quien trabajó en ese cuerpo de seguridad poco más de un año, logró grabar una serie de videos que presentó en la Organización de Estados Americanos (OEA) para mostrar el interior de Boleíta y las torturas a las que someten a los presos políticos.