Estados Unidos vive una oleada de protestas contra el racismo y la brutalidad policial a partir de la muerte de un ciudadano negro, George Floyd, asfixiado en el suelo bajo la rodilla de un policía blanco en Mineápolis, que se ha extendido por todo el territorio estadounidense y ha llegado, incluso, a las puertas de la Casa Blanca. Estas son las claves del caso, que ha derivado ya en los peores disturbios raciales del país en casi tres décadas. Así lo reseña RTVE.
¿Qué pasó con George Floyd?
George Floyd, un hombre negro de 46 años, natural de Houston y que trabajaba como guardia de seguridad en Mineápolis, fue retenido el lunes 25 de mayo por haber intentado pagar unos cigarrillos en un supermercado con un billete falso de 20 dólares, según el Departamento de Policía de Mineápolis. El dependiente que llamó a la Policía dijo que parecía bebido, según la transcripción oficial de la llamada.
Un video grabado por una adolescente de 17 años, Darnella Frazier, muestra a Floyd boca abajo, sobre la calzada, inmovilizado por un agente de policía blanco, Derek Chauvin, que le aprieta el cuello con su rodilla durante varios minutos, impidiéndole respirar. Pese a que se escuchan las quejas de la víctima («Me duele el cuello. Todo me duele… agua o algo, por favor. Por favor, por favor. No puedo respirar, agente, no puedo respirar») y la recriminación de los testigos, el policía no cambia su postura hasta que Floyd parece perder el conocimiento y es trasladado en ambulancia.
Floyd falleció al poco tiempo de llegar al hospital. Chauvin mantuvo la rodilla sobre su cuello durante nueve minutos, según la autopsia citada por la agencia Reuters, en la que los forenses atribuyen la muerte a varios factores combinados: la retención policial, la deteriorada salud de Floyd y el potencial efecto de tóxicos en su organismo.
¿Qué ha ocurrido con el agente de policía?
Derek Chauvin, ya exagente de Policía de Minneapolis, ha sido detenido por la denominada Agencia de Detención Criminal, acusado de asesinato en tercer grado. Bajo esta acusación, la fiscalía considera que, si bien no tenía intención de acabar con su vida, Chauvin habría cometido homicidio imprudente con una acción desproporcionada que provocó la muerte de Floyd.
Sin embargo, ni los manifestantes ni la familia de Floyd consideran que sea suficiente para enjugar las culpas: «Queremos una acusación de homicidio voluntario con premeditación. Y queremos ver detenidos a los otros agentes» que se encontraban con Chauvin, ha reclamado la familia en un comunicado. Otros tres policías -Thomas Lane, Tou Thao y J. Alexander Kueng, que ya han sido también despedidos del cuerpo- estaban presentes en el momento de la detención de Floyd y el fiscal del condado, Michael Freeman, ha asegurado que pretende inculparlos, tras las críticas por su instrucción del caso.
¿Cómo se extendieron las protestas?
La muerte de Floyd prendió la mecha de las protestas primero en Mineápolis, la ciudad más poblada del estado de Minesota, para después extenderse por todo el país. La comunidad negra considera que se trata de un episodio más de brutalidad policial contra los afroamericanos, el último de una larga lista que abarca varias décadas.
La ira y la frustración, sin embargo, han ido más allá de la comunidad afroamericana y una treintena de las principales ciudades estadounidenses, desde Los Ángeles a Chicago, pasando por Cleveland, Filadelfia, Miami, Washington DC y Nueva York, han sido escenarios de protestas desde que se difundió el caso. En los últimos días, varias de esas protestas han derivado en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, así como en saqueos y disturbios.
«We can’t breathe»
La queja de Floyd mientras agonizaba en el suelo -«No puedo respirar» («I can’t breathe»)- se ha convertido en una de las principales consignas de los manifestantes, junto a «Justicia para George Floyd» o «La vida de los negros importa»,el lema del movimiento Black Lives Matter, que lucha porque se respeten los derechos humanos y la vida de personas negras en Estados Unidos.
Asimismo, los pronunciamientos de condena y las protestas se han extendido por buena parte del mundo: desde Londres, Berlín o Montreal hasta Auckland, en Nueva Zelanda, se han sucedido las concentraciones, mientras numerosas personalidades de la política, la cultura y el deporte manifestaban su rechazo al racismo.
Sin visos de declinar por el momento, las manifestaciones por la muerte de George Floyd van camino de convertirse en los disturbios raciales más graves en Estados Unidos desde los registrados en 1992 en Los Ángeles tras la paliza de cuatro policías al taxista negro Rodney King, en los que fallecieron más de medio centenar de personas y hubo más de 2.000 arrestos, así como daños por valor de mil millones de dólares.