La ilusión que tenían los conductores de que el despacho de combustible se iba a normalizar tras el ajuste del precio de la gasolina que importó el gobierno en cinco buques desde Irán, se terminó hace dos semanas en Lara luego de que en las estaciones de servicio se volvieran a registrar kilométricas colas de vehículos. En promedio, los guaros tardan hasta 48 horas de espera alegando que con la restricción del despacho es imposible arrancar las operaciones laborales en la semana de flexibilización de la cuarentena. Así lo reseña La Prensa de Lara.
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Yovanny Pérez, soldador, fue una de las personas que perdió dos días en cola. Contó que llegó el martes 14 de julio a la bomba Las Trinitarias en la Libertador con calle 42 y pasado el mediodía de ayer no había llenado su tanque. «Nadie informa nada, los guardias que tienen el control se limitaron a pasar a 30 vehículos sin explicar si iban a atender a los demás», expresó insolado por el sol.
«Yo no he podido trabajar. Tengo un puesto de comida en el centro y no me he podido movilizar de mi casa hasta el lugar por la falta de gasolina. Fuimos engañados, la burbuja en que nos tenía el gobierno prometiendo estaciones de servicio surtidas nos explotó en la cara», exclamó Antonio Álvarez, quien llegó a la gasolinera de la avenida Venezuela con calle 42 el miércoles en la madrugada.
Miguel Pichardo, presidente de la Asociación de Gasolineras del estado Lara (Asogas), contó que en promedio los cisternas de Pdvsa tardan hasta siete días en realizar despachos. «No tenemos información precisa. Hace una semana el secretario de Obras Públicas y Servicios de la gobernación, Adolfo Pereira, prometió la pronta normalización porque el despacho estaba llegando de la planta de llenado de Maporal (caserío de Simón Planas), pero nada ha cambiado desde entonces. Nuestro ente rector es el Ministerio de Petróleo y Pdvsa son quienes deben coordinar los viajes e informar oportunamente al gremio», destacó.
Manifestó que la escasez de gasolina golpea por igual a las bombas dolarizadas. Según contaron trabajadores de la estación Churún Merú en la avenida Lara, desde el sábado sólo habían recibido dos cisternas, y aunque también registraban colas de más de seis cuadras no eran tan descomunales como en las subsidiadas, así lo aseveró Wilmer Pérez, quien prefirió pagar 20 dólares por 40 litros de combustible antes que pernoctar en la calle por gasolina.
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«Las seis refinerías siguen paralizadas por falta de inversión, el racionamiento es porque la gasolina iraní se agotó y ningún empresario ha importado combustible por temor a las sanciones. Los buques iraníes dejaron de viajar a Venezuela por la amenaza de que pueden ser retenidos por Estados Unidos. Engañaron al país», sentenció Luis Hernández, secretario general del Frente de Trabajadores Petroleros de Pdvsa.