En el año 2019 se observó un descenso de la población reclusa. Para 2018 había una población total dentro de las prisiones del país de 46.915 personas, y para el año 2019 los recintos carcelarios venezolanos albergan la cifra de 43.992 reclusos. Así lo reseñó el Observatorio Venezolano de Prisiones a través de un hilo en Twitter tras la publicación de su informe anual 2019.
En cuanto a la distribución de la población reclusa atendiendo al sexo, de los 43.992 privados de libertad, 41.466 (94%) son hombres y 2.526 (6%) mujeres. De los privados de libertad extranjeros, 863 (90%) son hombres y 95 (10%) mujeres.
Con relación a la población carcelaria en general, se ha logrado registrar cierta baja en la cantidad de reclusos por región del país (capital, central, oriental, sur oriental, andina, los llanos y centro occidental).
Pero pese al señalado descenso de la población carcelaria, la capacidad instalada de los centros penitenciarios venezolanos no se ajusta a la cantidad de reclusos que acogen; es decir, que continúa el índice elevado de hacinamiento dentro de las cárceles venezolanas.
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En efecto, para finales del año 2019 la capacidad instalada de los 52 lugares de reclusión distribuidos a lo largo del país era de 26.238 plazas, número insuficientes para recluir a las 43.992 personas privadas de libertad.
Actualmente el sistema penitenciario venezolano tiene una sobrepoblación de 167,66%, lo que se traduce en un hacinamiento crítico.
Los espacios de carácter individual, como lo son las celdas donde debería permanecer un solo recluso, cuando máximo dos, se encuentran ocupados hasta por treinta privados de libertad.
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Un caso que nos permite ilustrar el hacinamiento de nuestras cárceles es el del Internado Judicial de Carabobo, mejor conocido como Tocuyito, con una capacidad instalada de 1.100 plazas y una población para 2019 de 7.632 privados de libertad.
«Desde nuestra organización, realizamos denuncias constantes por esta alarmante situación, que junto con las pésimas condiciones de permanencia e insalubridad, constituye un caldo cultivo perfecto para la propagación de enfermedades graves».