Uno de los narcotraficantes más buscados del mundo, Tse Chi Lop, ha sido detenido en Países Bajos a petición de las autoridades australianas. De 57 años, nacido en China y con pasaporte canadiense, se le conoce como El Chapo de Asia porque se comparan sus delitos con los del capo mexicano Joaquín El Chapo Guzmán, líder del cartel de Sinaloa, quien cumple cadena perpetua en Estados Unidos. Tse fue detenido en el aeropuerto de Ámsterdam. Con información de Isabel Ferrer / El País.
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Cuando fue arrestado, Tse se disponía a subir a bordo de un vuelo con destino a Canadá. Se sospecha que dirige La Compañía, una organización criminal que supuestamente controla cerca de 17.000 millones de dólares anuales que movía en 2018 el negocio de la metantefamina y otras drogas de diseño en Asia y Oceanía. Dicha suma ha podido multiplicarse por cuatro desde entonces, rozando ya los 70.000 millones de dólares, según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Buscado por Interpol desde 2019, deberá comparecer ante la justicia de Australia en el momento en que sea extraditado.
Aunque los datos confirmados sobre Tse Chi Lop son escasos, la policía le considera responsable de la introducción de drogas sintéticas en Asia desde centros de operaciones situados en Laos, Tailandia o Myanmar. En 2019, la agencia Reuters publicó un reportaje de investigación donde le presentaba como el supuesto líder de un sindicato del crimen formado por una alianza de cinco grupos, que transportaba toneladas de metanfetamina, heroína y ketamina a una decena de países en Asia-Pacífico, desde Japón a Nueva Zelanda. La metanfetamina era su principal fuente de ingresos.
La propia Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito indica que el cartel dominado por Tse camuflaba las drogas en paquetes de té y se llevaba entre el 40% y el 70% de la venta regional del mercado de la metanfetamina.
La Compañía es un sindicato poderoso, disciplinado y “más sofisticado que los carteles latinoamericanos” de la droga, según Reuters. Surte al mercado de cantidades muy superiores de droga y colabora con más grupos locales del crimen organizado, de la Yakuza japonesa a las bandas chinas del sureste de Asia. La Compañía es muy eficaz y sus miembros son menos propensos a la violencia interna que los cárteles en América Latina. Y algo más. Tanto El Chapo Guzmán como Pablo Escobar, el fallecido narco colombiano, fundador del cartel de Medellín, llevaban estilos de vida menos discretos que Tse Chi Lop.
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Nacido en Guandong, formó parte de un grupo delictivo en su país natal y se trasladó luego a Hong Kong. En los noventa, su actividad se extendía a EE UU, Macao y el sureste de Asia, mientras ascendía en la jerarquía de una red criminal de tráfico de heroína producida entre Myanmar, Tailandia, China y Laos.
En 1998, fue declarado culpable de conspiración para importar la droga a Estados Unidos. Su abogado pidió clemencia alegando que los ancianos padres de Tse le necesitaban, porque su hijo estaba enfermo del pulmón, se había arrepentido y deseaba empezar una nueva vida. La estrategia funcionó y le fue impuesta una pena de nueve años de cárcel. Una vez libre, volvió a sus actividades delictivas en Canadá. En 2016, se confirmó la sospecha de que era uno de los mayores proveedores de drogas sintéticas de Australia.