Paraná es un centro neurálgico para el narcotráfico. Enormes cantidades de cocaína y marihuana entran al estado desde Paraguay, por el río Paraná y desde Foz do Iguaçu. Por el estado fluyen todo tipo de bienes de contrabando y de armas de fuego ilícitas, a lo largo de las mismas rutas de tráfico. La explotación sexual y laboral también son comunes en el estado. Así lo reseña un reportaje de Insight Crime.
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Dada su diversidad de economías criminales, no sorprende que Paraná se haya convertido en bastión del Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital – PCC).
Actores criminales
Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital – PCC): Junto con São Paulo y Mato Grosso do Sul, Paraná es uno de los estados con mayor presencia del PCC. La importancia del estado para el tráfico de armas, drogas y bienes de contrabando lo convierte en bastión clave para la actividad del PCC. Aunque esta pandilla se considera una amenaza en Paraná, no tiene control total del panorama criminal. El contrabando de cigarrillos y otros bienes es controlado por otros grupos que no han sido infiltrados por el PCC.
Clan Barakat: El clan Barakat, conformado por una familia de empresarios con actividades comerciales en Ciudad del Este, Paraguay, y otros lugares, ha sido acusado de varias actividades criminales, desde lavado de dinero hasta extorsión y narcotráfico. El líder del clan, Assad Ahmad Barakat, fue detenido en septiembre de 2018 en Foz do Iguaçu, luego de pagar una pena de prisión en Paraguay, entre 2002 y 2008, por delitos financieros. Es buscado en Paraguay y en Argentina. Se dice que las actividades del clan benefician a Hezbollah.
Comando Rojo (Comando Vermelho, CV): El CV hace presencia mayormente en el norte de Paraná, en la frontera con Mato Grosso do Sul, donde el grupo controla el tráfico de cocaína y marihuana.
Máfia Paranaense: Establecida en la prisión de Curitiba, la Máfia Paranaense es una organización criminal relativamente nueva, pero de rápido crecimiento.
Grupos locales de contrabando y narcotráfico: Situada en la frontera con Paraguay, Paraná está muy expuesta al contrabando de cigarrillos, aparatos electrónicos, pesticidas y otras mercancías que pasan por un buen número de puertos clandestinos, controlados por bandas criminales locales, bien organizadas y poderosas.
Economías criminales
Tráfico de armas: Paraná es un centro del tráfico de armas, debido a su ubicación estratégica en la zona de la Triple Frontera. Los grupos criminales allí trafican armas por Foz do Iguaçu, desde donde se transportan a otros lugares de Brasil, como São Paulo y Rio de Janeiro. Algunos puertos, como el puerto de Paraguaná, sirven como puntos de entrada para armas que llegan desde Europa y Estados Unidos. La economía de tráfico de armas en el estado podría valer decenas de millones de dólares al año en ventas y actividades de tráfico.
Cocaína: Paraná es uno de los estados más importantes para el tráfico de cocaína en Brasil. Su frontera con Paraguay lo hace especialmente vulnerable a los flujos de cocaína de Bolivia. También limita con el estado de São Paulo, uno de los mayores mercados de consumo de Brasil y puerto de salida hacia Europa. Además, los puertos del estado sobre el Atlántico constituyen convenientes puntos de salida para los narcóticos con destino a Europa. Cada año pasan por el estado toneladas de cocaína, por lo que el valor de esta economía criminal puede estar en el orden de cientos de millones de dólares.
Cannabis: Paraná y la ciudad de Foz de Iguaçú se cuentan entre los puntos de entrada más importantes para la marihuana introducida al país desde Paraguay. En 2019, las autoridades confiscaron 137 toneladas de cannabis en Paraná, solo superado por Mato Grosso do Sul. Esta economía criminal puede ascender a los cientos de millones de dólares.
Delitos ambientales: El ecotráfico es una actividad criminal importante en Paraná. Al estado llegan ilegalmente especies en peligro y animales exóticos desde otros países, como Estados Unidos. En 2019, las autoridades decomisaron cerca de 500 especímenes de fauna. El tráfico de madera también es un problema. Los precios de la fauna silvestre en el mercado negro presentan grandes variaciones, lo que complica la cuantificación de esta economía criminal.
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Trata de personas: Los grupos criminales de Paraná reclutan y explotan a víctimas de trata de personas, quienes en su mayoría son obligadas a la servidumbre sexual o laboral. Las autoridades no reconocen la trata de personas como una de las mayores economías criminales del estado, pero investigaciones federales han arrojado luz sobre el traslado de víctimas de tráfico sexual entre Paraguay y Paraná. Es frecuente encontrar a paraguayas haciendo de “mulas” de droga entre Foz do Iguaçu y Ciudad del Este. Al llegar a Brasil, transportan la droga a destinos internacionales. En 2019, las autoridades registraron 41 denuncias de trata de personas en el estado. Migrantes musulmanes procedentes de India, Bangladesh, Paquistán y Nigeria ingresan a Brasil por la frontera en Foz do Iguaçu y Guaíra, y son sometidos a trabajo forzoso en bodegas refrigeradas que procesan carne halal, en el oeste de Paraná. Algunos habitantes del estado (en su mayoría de ascendencia japonesa) de las regiones de Maringá, Curitiba y Londrina son sometidos a trabajo forzoso en Japón. La economía de la trata de personas puede llegar a valer cientos de miles de dólares al año, o quizá incluso unos cuantos millones de dólares, si se cuenta la mano de obra no paga.
Contrabando: Es la principal economía criminal de Paraná. El estado es puerto de entrada de diferentes productos: cigarrillos, aparatos electrónicos, pesticidas, repuestos de autos y muchos más, ingresados como contrabando desde Paraguay a Brasil.