Sea en un puesto de mando de la autodenominada Revolución Bolivariana o en un condominio exclusivo de Miami, el oficial del Ejército venezolano, Sergio Caldera García, sabe hacerse su espacio. Tal fue su transición en 2014, luego de haber figurado por años en el estado mayor de la alimentación desde empresas como Corporación CASA, Abastos Bicentenario y Pdval. Junto a su esposa pasó a ser un flamante empresario de Florida, con valiosas propiedades inmobiliarias y una red de sociedades -algunas offshore- a su servicio.
Por seis años, entre 2007 y 2013, Caldera García marchó con paso redoblado por las oficinas del alto gobierno chavista como funcionario de confianza en un área estratégica, la de la alimentación. Era la época de las vacas gordas, cuando los altos precios del petróleo y la disposición al gasto público del presidente Hugo Chávez nutrían no solo colosales presupuestos para la importación de alimentos, sino también las tentaciones para enriquecerse de manera ilícita.
A la carrera de Caldera García como funcionario público le paró el trote un agujero de 11,8 millones de dólares en un contrato para vender carne a Venezuela traída desde Paraguay, del cual fue responsable y que la prensa de este país sudamericano hizo público en 2013.
En julio de 2021 se dio a conocer la acusación en un tribunal federal del Sur de Florida contra el ciudadano venezolano, de origen sirio, Naman Wakil, a quien se sindica de delitos contra la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA, por sus siglas en inglés). La investigación judicial contra Naman Wakil en Estados Unidos -aún en curso- incluye en el expediente un lote de documentos marcados como confidenciales por poseer “información sensible” del acusado y sus asociados.
En el listado de archivos del caso judicial se puede leer el nombre de Sergio Caldera y Carol Gallardo vinculados a registros de cuentas bancarias en Islas Caimán, un reconocido paraíso fiscal, o en entidades estadounidenses como Citibank, Bank Of America y Merrill Lynch. El rango de precios de los inmuebles en este lugar varían según el metraje y oscilan entre 3,4 millones y 18 millones de dólares. En ellos, además, el matrimonio Caldera-Gallardo aparece relacionado con el apartamento 6A en Two Park Grove Condominium, una torre residencial exclusiva que se terminó de construir en 2018 en Coconut Grove, al sur de Miami. El rango de precios de los inmuebles en este lugar varían según el metraje y oscilan entre 3,4 millones y 18 millones de dólares. Coincidencia o no, Caldera era vecino de Wakil en Coconut Grove.
Sin embargo, Caldera y Wakil tenían más en común. Ambos habían coincidido -uno como gerente, otro como proveedor- en el Ministerio de Alimentación cuando el coronel presidía la Corporación de Abastecimiento y Servicios Agrícolas, S.A. (LA CASA, también llamada CASA), en 2010, y cuya liquidación se inició en 2016. Luego, en 2011, fue parte de la junta directiva de la Red de Abastos Bicentenario y de la Productora y Distribuidora de Alimentos (Pdval), otra corporación estatal sumida en los escandalosos fraudes por venta de alimentos, sobreprecios y pérdidas millonarias de los productos vencidos o sin distribuir desde el puerto de entrada al país.
En el llamado caso Pudreval -el juego de palabras con que la prensa y la opinión pública bautizaron el hallazgo de miles de toneladas de comida podrida en contenedores abandonados en Puerto Cabello, en 2010-, Wakil había logrado asegurar contratos estatales por cientos de millones de dólares para traer carne barata desde Brasil, a punto de caducidad, mientras la cobraba al Estado venezolano a precios regulares. Aunque a Wakil se le vincula por lo regular a Carlos Osorio, también oficial del Ejército y antecesor de Caldera tanto en el cargo de CASA como en la cartera de Alimentación, resulta difícil imaginar que Caldera pudiera haber desconocido la magnitud y naturaleza de estos negocios.
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