Camargo Correa, en su época la tercera empresa constructora más grande de Brasil, tejó una compleja red financiera en ocho países para canalizar pagos ilegales a ejecutivos de Petrobras, la empresa petrolera estatal de Brasil. Los documentos obtenidos por EL PAÍS han revelado detalles impactantes sobre este entramado corrupto y cómo ocultaban los sobornos utilizando intermediarios, empresas ficticias y cuentas cifradas. Con información de El País.
Recientemente, un juez de Andorra ha imputado al exdirectivo Fernando Días por blanqueo de capitales relacionado con el caso. Mover, la nueva empresa operativa de Camargo Correa, junto con tres filiales del conglomerado brasileño, también están bajo investigación por la justicia andorrana desde 2017.
La tercera constructora de Brasil ocultó 85 millones en Andorra
Este entramado delictivo se basaba en un cartel de constructoras latinoamericanas, conocido como el G-5 o Club de Tenis, que pagaban sobornos a ejecutivos de Petrobras para obtener contratos. Para ocultar los sobornos, utilizaban contratos falsos, facturas ficticias y cuentas bancarias encriptadas controladas por terceros.
Camargo Correa utilizó estrategias sofisticadas de lavado de dinero, involucrando empresas ficticias en Islas Caimán y Panamá, así como cuentas secretas en el Banco Privado d’Andorra (BPA) para transferir fondos. BPA Serveis, una filial de BPA, también jugó un papel clave en el esquema corrupto.
Las autoridades andorranas tomaron el control de BPA en 2015 debido a presuntos delitos financieros, y el accionista mayoritario, Higini Cierco, ha sido acusado de lavado de dinero en relación con el caso Camargo Correa. Aunque Cierco niega cualquier irregularidad, la investigación ha revelado que la dirigencia de BPA estaba al tanto de la situación y no lo reportó.