La integridad en el periodismo, como arma para enfrentar al secretismo y las mentiras o falsas noticias (fake news) difundidas por las cleptocracias, fue uno de los temas abordados por periodistas de cuatro continentes en la edición 40 del Simposio Internacional sobre Delitos Económicos de la Universidad de Cambridge en el que participaron mas de dos mil delegados de Europa, América Latina, Estados Unidos, Asia y África.
La editora de Cuentas Claras Digital, Margarita Woyciechowsky de Tablante, se refirió al aporte que el periodismo de investigación está haciendo para poner al descubierto los secretos y las mentiras de los gobiernos cleptocráticos. En su presentación denunció el caso de Venezuela, país en el que el Estado de derecho ha sido sustituido por un Estado delincuente.
A continuación, el discurso:
Vengo de un país, Venezuela, donde prevalece una hegemonía comunicacional, bajo el control de un autócrata que a su vez preside una falsa democracia ya que, aunque se han celebrado elecciones, éstas no han sido ni justas, ni transparentes ni verificables.
En ausencia de instituciones democráticas, todo el sistema se basa en mentiras, noticias falsas y desinformación. Un ejemplo de esto es el caso de Venezuela, donde las instituciones han dejado de publicar indicadores reales en el ámbito económico, social, salud y de criminalidad. Por lo tanto, los periodistas no tienen fuentes oficiales a las que recurrir para verificar datos que respalden sus investigaciones.
Como todos sabemos, la democracia se ve gravemente perjudicada por neopopulistas y autócratas que están reemplazando el Estado de derecho con estados delincuentes en muchas partes del mundo. Está claro que la democracia está en grave peligro. Todos tenemos el desafío de evitar que muera.
La respuesta que están dando periodistas y medios de comunicación uniéndose en la investigación y publicación de los secretos de los cleptócratas es un aporte valioso. Hay ejemplos de este trabajo colaborativo en los llamados Papeles de Panamá, los Papeles de Pandora y en el caso Odebrecht, el escándalo de una constructora brasileña cuyos sobornos han sacudido la estabilidad política de varios países de América.
En nuestro caso, el sitio digital Cuentas Claras Digital de Venezuela, con el apoyo de otros medios, ha publicado información sobre la más reciente trama de corrupción en la petrolera nacional, PDVSA, conocida como el caso de la corrupción cripto petrolera, que en apenas dos años ha causado daños económicos al país por aproximadamente 10 mil millones de dólares. La mayor parte de ese dinero está desaparecido y hay muy pocas posibilidades de que pueda recuperarse.
A pesar de las presiones que los intereses financieros, comerciales y políticos ejercen sobre los periodistas, en muchos países están surgiendo respuestas independientes e inteligentes para exponer los delitos políticos y económicos. Es justo reconocer el valiente trabajo de los periodistas que exponen a los autócratas y al crimen organizado, muchos de los cuales han sido perseguidos, encarcelados o asesinados.
Según la organización Reporteros Sin Fronteras, 1.668 periodistas han sido asesinados en los últimos 20 años y 366 se encuentran en prisión, la cifra más alta de los últimos 30 años. Esta situación llevó a Naciones Unidas a decretar el 2 de noviembre como el “Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes Contra Periodistas”.
Maduro contra la libertad de expresión: El blackout informativo de Venezuela
Formas menos violentas pero igualmente efectivas de silenciar a la prensa son la venta forzosa de los medios a testaferros de autócratas como Maduro, que han dejado a Venezuela convertida en un desierto de información. Por poner sólo un ejemplo, el régimen de Maduro compró, a través de un testaferro conocido como «el banquero rojo», dos de los periódicos más importantes y populares del país. Uno de ellos El Universal, el decano de la prensa venezolana. Por cierto, en esta oscura transacción se utilizaron compañías de maletín de Reino Unido y de España. El caso del otro gran periódico venezolano, El Nacional, fue diferente. Al negarse a vender, El Nacional sufrió demandas millonarias, por supuestamente publicar información difamatoria contra representantes del régimen. Ahora, El Nacional se publica online y desde el exterior debido al exilio de sus directores y de la mayoría de sus periodistas.
Así, la población venezolana vive en desiertos informativos, es decir, en pueblos y ciudades pequeñas y medianas que no son cubiertas por ningún medio de comunicación o, por unas pocas emisoras de radio que difunden exclusivamente la propaganda del régimen y música.
Todo esto es resultado de una estrategia sistemática ejecutada por Maduro para fortalecer la hegemonía comunicacional que asfixia a Venezuela.
Pese a esta situación, algunos periodistas han formado una red de medios digitales que trabajan en conjunto para investigar y publicar información generalmente relacionada con la corrupción del régimen y sus cómplices. Algunos de los directores de estos medios tuvieron que abandonar el país debido a amenazas personales, pero continúan dirigiendo sus medios desde el extranjero.
Desde un punto de vista global, el tema de las noticias falsas es sin duda polémico. Como dice el escritor español Javier Cercas: “No es que hoy se digan más mentiras que nunca, es que las mentiras tienen hoy más poder para difundirse que nunca”.
Las redes sociales y la inteligencia artificial nos permiten conocer los intereses del público y qué tipo de contenidos ese público quiere ver y escuchar. Esto es lo que denominamos “las mentiras deseadas”. Aceptamos la información y las opiniones expresadas por nuestra propia gente, por aquellos que piensan como nosotros, porque encajan con lo que queremos creer, con lo que queremos oír. Estas son las mentiras deseadas. Hay muchos ejemplos de populistas autocráticos que han llegado al poder y se han sostenido en base a mentiras deseadas: Trump, Putin, Bolsonaro, Bukele, Maduro, entre otros.
Como sabemos, hoy existen decenas de miles de medios digitales falsos que difunden mentiras deseadas. Ante esto, muchos periodistas de varios países se han organizado para crear observatorios con el objetivo de desenmascarar las mentiras, lo cual es una señal positiva.
En la lucha contra las noticias falsas, otra señal positiva es la multa millonaria impuesta al canal de noticias Fox, que tuvo que admitir que mintió al apoyar las mentiras de un populista como Donald Trump.
Finalmente, a pesar de los nuevos desafíos que enfrentan medios y periodistas con el uso de la inteligencia artificial, creemos que ella representa una oportunidad que, bien regulada y bien utilizada, podría fortalecer y facilitar el trabajo de investigación, especialmente en los asuntos públicos, una tarea esencial para derrotar el secretismo y las noticias falsas, las armas de las cleptocracias.