En el mundo digital, las amenazas a la ciberseguridad son cada vez más sofisticadas y dañinas. Según expertos, las industrias más vulnerables a estos ataques son los bancos, las instituciones militares y la industria farmacéutica. Cada una de ellas maneja datos críticos y sensibles, lo que las convierte en blanco atractivo para los ciberdelincuentes. Con información de El Comercio.
Alejandra Guevara, experta en ciberseguridad de HSBC en Estados Unidos, señala que el crecimiento de las amenazas se ha acelerado tras la pandemia, con un aumento del 74% en los casos de fraude cibernético en Perú solo en 2023, según datos de Appgate. Con el auge del trabajo remoto y el uso masivo de dispositivos móviles, las personas comparten sus datos sin entender plenamente los riesgos, lo que facilita la creación de huellas digitales que los criminales pueden explotar.
El «compliance», es decir, el cumplimiento normativo, juega un papel crucial en la protección de datos. Guevara subraya la importancia de que las empresas conozcan las regulaciones vigentes, como la Ley de Privacidad del Consumidor de California (CCPA) y el Reglamento General de Protección de Datos de Europa (GDPR). Estas normativas obligan a las organizaciones a implementar estándares rigurosos, como los del NIST en Estados Unidos o la norma ISO 27000, para prevenir filtraciones y proteger la privacidad de los usuarios.
A pesar de estos avances, muchos países de América Latina aún enfrentan desafíos regulatorios. La informalidad en la región dificulta la adopción de políticas de seguridad cibernética efectivas, lo que deja a las empresas y a los ciudadanos más expuestos a delitos como la suplantación de identidad y el lavado de dinero a través del fraude digital.
El Congreso Internacional de Compliance y Lucha Anticorrupción subrayó la necesidad de que las empresas no solo adopten herramientas tecnológicas, sino que también establezcan controles éticos para evitar que sistemas como la inteligencia artificial (IA) perpetúen sesgos o decisiones incorrectas. La IA puede ser un aliado, pero sin supervisión humana, sus resultados pueden ser perjudiciales, como demostró el caso de Amazon al utilizar un algoritmo que discriminaba a mujeres en su proceso de contratación.
En conclusión, mientras los bancos, los militares y las farmacéuticas siguen luchando por proteger sus sistemas, las soluciones están en el cumplimiento de regulaciones, la adopción de buenas prácticas y la vigilancia constante sobre el uso de tecnologías como la IA. Solo así podrán mitigar los riesgos y garantizar la seguridad de sus datos y la confianza de sus usuarios.