Quijada, como lo apodaban, fue el hombre que amasó y cuidó la fortuna de Pablo Escobar Gaviria, guardando secretos profundos del narcotraficante. Residía en Estados Unidos y, pese a la información que manejaba, jamás reveló un solo detalle sobre su jefe. Esa lealtad absoluta le ganó la confianza ciega de Escobar. Sin embargo, años después de la muerte de Pablo, su viuda, Victoria Eugenia Henao, logró reunirse con Quijada para investigar detalles que nutrirían su libro Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar. Con información de Infobae.
Quijada le contó a la viuda sobre las extravagantes escapadas de Escobar a Estados Unidos, donde el narcotraficante disfrutaba de lujos en hoteles de Miami y fiestas privadas. Incluso, llegó a regalar a dos mujeres de confianza una residencia en Miami Beach. Quijada era el encargado de costear estos excesos, con cuentas que superaban los 50 mil dólares semanales en entretenimiento.
La vida de Quijada tomó un giro inesperado. Aunque comenzó administrando millones en Miami, llevando dinero en su Chevrolet Impala para distribuirlo en bancos y envíos a Medellín, su fortuna se desmoronó. Los controles y la presión de las autoridades obligaron a Escobar y a Quijada a cambiar sus métodos de operación, optando por técnicas como el contrabando de efectivo oculto en electrodomésticos para evadir la vigilancia en aduanas.
El auge del crack en los años 80 trajo un aumento en las ganancias, pero también en el escrutinio. Tras el asesinato del candidato presidencial Luis Galán, tanto Escobar como su entorno fueron objeto de investigaciones intensas, y Quijada tuvo que huir de Miami. Finalmente, se exilió en Panamá para salvar su vida, regresando años después a Medellín sin recursos, tras haber pasado de manejar fortunas y vivir en mansiones a la miseria más absoluta.
