La historia no es tan vieja, pero mucha gente la ha olvidado. Venezuela era totalmente autosuficiente en producción de gasolina, diésel y otros combustibles. Por décadas no necesitó importar y, por el contrario, hasta exportaba algunos excedentes. Tenía un alto nivel de consumo por el extenso parque automotor, por la intensa actividad económica y -también- por los precios muy bajos del combustible. Así lo reseña un reportaje de Damián Prat para Correo del Caroní.
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Sus siete refinerías producían alrededor de un millón de barriles diarios. El Centro Refinador Paraguaná (Cardón, Amuay y Bajo Grande) llegó a ser, por muchos años, el centro integrado más grande del planeta. Luego, el segundo más grande. Y luego estaban las refinerías de El Palito, Puerto La Cruz, San Lorenzo y San Roque.
¿Cómo pudo la “revolución” chavomadurista destruir todo eso y llevarnos a esta terrible escasez de hoy y hacernos dependientes de rogar que lleguen unos barcos con gasolina, desde Irán, pagados con oro de sangre, para medio surtir un 15% o un 20% de las necesidades nacionales?
La producción nacional de gasolina y diésel ha estado en cero o casi cero por momentos. Y en ocasiones en 10% de la capacidad instalada. A duras penas. Con equipos e instalaciones en condiciones inseguras para el trabajador.
Igual que con la industria de Guayana, es decir, muy parecido a lo que ocurrió con Sidor, las industrias del aluminio, Ferrominera, etcétera, el “milagro al revés” no sucedió de un día para otro, sino progresivamente.
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Despidos masivos de técnicos y especialistas, ahogo a muchos otros que terminaron migrando, abandono del mantenimiento, de las inversiones, “gerentes” que no saben o sabían nada de la industria, negocios irregulares.
Eso y más fue deteriorando a las refinerías poco a poco. Y aunque el consumo nacional de combustibles cayó como producto del desastre económico, cada vez más las importaciones “tapaban los huecos”.
Hasta llegar al desastre de estos últimos años, que se ha sentido más en regiones como Guayana, aderezado por el deterioro de los sistemas de distribución y la prioridad que el régimen da a que no le falte gasolina a su “Arco Minero” en detrimento de los ciudadanos.
Igual ha sido en los Andes, Lara, etc.
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Hay que apuntar que las refinerías se crearon en los años de las compañías como Shell, Creole, Exxon Mobil y otras. En buena medida porque una ley de 1943 obligaba a las compañías petroleras a crear refinerías para cubrir el consumo nacional.
Tras la nacionalización de 1975 se hicieron nuevas inversiones en ampliar y modernizar las refinerías. Pdvsa hizo crecer la industria.
El Gobierno de EE UU, los últimos dos años y medio, ha aplicado sanciones que restringen el comercio de gasolina con Venezuela, lo que ha reforzado los daños causados por la robolución. El diésel ha estado exento de esas medidas.
Hay que saber, que muy asesorados por el Gobierno cubano y sus jefes militares, la robolución usa las graves carencias del pueblo y se ve muy claro con lo de la gasolina, para desmovilizar y para crear dependencia de la corrupción.